Las nuevas previsiones reflejan un escenario ligeramente peor que el de marzo, cuando el cuadro macro se realizó antes de las turbulencias en la banca regional estadounidense. En cuanto al crecimiento económico, el BCE es ahora más pesimista, aunque espera una mejoría en lo que queda de año, mientras que la mayor y más preocupante revisión es la de la inflación núcleo.
En actividad, se revisa en 1 décima el crecimiento para este año y el siguiente, y se mantiene constante la expectativa para 2025
El BCE considera que a medida que los cuellos de botella de las cadenas de valor globales y los shocks energéticos continúan disipándose, la robustez del mercado laboral permitirá a los hogares recuperar renta real y consumo, aunque las malas perspectivas para la industria manufacturera pueden seguir siendo un lastre. Lagarde ha subrayado, no obstante, que el bajo ritmo de crecimiento económico en un contexto de mercado laboral dinámico señala un problema de productividad en la eurozona.
Yo fui crítico con la política económica en 2008 pero compararla con 2020 es poco serio. En 2020 el BCE compró más de la mitad de las emisiones de deuda pública y entre 2008 y 2012 no compró nada. En 2008 solo la construcción destruyó 1,5 mill de empleos https://t.co/1yyt1CbcVz
— José Carlos Díez (@josecdiez) June 25, 2023
En precios, la previsión de la inflación general se incrementa 1 décima cada año para todo el horizonte de previsiones (de 2023 a 2025)
Para la partida núcleo, la revisión es mayor: de 5 décimas en 2023 y 2024, y de 1 décima en 2025. Lagarde ha explicado que la revisión de la inflación núcleo viene motivada, fundamentalmente, por el aumento de los costes laborales unitarios, aunque descartó estar inmersos en una espiral de precios-salarios. El BCE también considera que las presiones en los precios de los servicios se mantendrán elevadas durante el verano, con la campaña de vacaciones, y que no remitirán sino gradualmente a lo largo de 2024.
En cuanto al balance de riesgos, este parece más balanceado que en marzo
A los ya conocidos riesgos a la baja para el crecimiento que suponen la guerra en Ucrania, las tensiones geopolíticas y comerciales, o la estabilidad financiera; se unen ahora tanto una desaceleración mundial, como el riesgo al alza de que el mercado laboral no se enfríe y aumente el consumo privado por encima de lo esperado. Correlativamente, el BCE también destaca cómo unos incrementos salariales, o de los márgenes de beneficios, superiores a los previstos, representan un riesgo al alza para la inflación.