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¡Una china que se despuebla! El tifón inmobiliario chino dejará escombros, pero también nuevos terrenos de juego para una nueva era de crecimiento

¡Una china que se despuebla! El tifón inmobiliario chino dejará escombros, pero también nuevos terrenos de juego para una nueva era de crecimiento | FXMAG
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Presentamos el último comentario de Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financière de l'Echiquier (LFDE), sobre la crisis inmobiliaria china. Bienvenu señala que "las autoridades chinas están reaccionando tarde y con lentitud" y cree que "una China menos rutilante puede percibirse como un competidor menos peligroso para el dominio estadounidense, lo que podría atenuar su confrontación".

El episodio chino de la COVID-19 solo sirvió para enmascarar temporalmente la frágil dinámica del mercado inmobiliario. La crisis no hace sino agravarse en un sector que representa casi el 30 % del PIB, o dos tercios del patrimonio de los hogares chinos. Se han anunciado nuevas medidas de estímulo, eso es cierto. En fechas muy recientes, se ha conminado a los bancos a reducir los tipos de interés de los préstamos inmobiliarios, se han flexibilizado las reservas obligatorias en moneda extranjera y se han reducido los pagos a cuenta para realizar una inversión inmobiliaria.

Esto debería permitir que el mercado no se desmoronase totalmente, pero las autoridades chinas están reaccionando tarde y con lentitud

¿Por qué tanta moderación? ¿Se debe a una falta de medios o, por el contrario, estamos ante un ejercicio de sabiduría de unas autoridades que tratan de evitar una estimulación excesiva, corolario de una política anterior que finalmente condujo a la burbuja que está en vías de explotar?

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La explicación probablemente tiene algo de las dos

Es cierto que los medios con que cuenta China para aplicar estímulos son limitados actualmente debido a la colosal deuda acumulada desde la crisis mundial de 2008, que se combatió a golpe de endeudamiento masivo en el país, como en el resto del mundo. El endeudamiento total de China —no solo el de la Administración central— ha pasado del 160 % del PIB en 2008 hasta el 360 % en 2022. No se puede plantear aumentar aún más esta carga de por sí pesada, sobre todo en un periodo de inflación nula, incluso negativa, pero también se puede formular la hipótesis —la certidumbre es una quimera en esta materia— de que la decisión de Xi Jingping de no aumentar sobremanera el endeudamiento obedece a un objetivo a largo plazo: la estabilización de las finanzas públicas, sobre todo locales, so pena de afrontar una grave crisis inmobiliaria, deteniéndose antes de llegar a un punto de ruptura sistémico. Los bancos chinos, que parecen estar bien capitalizados, deberían poder hacer frente a dicha crisis, de acuerdo con un análisis de Société Générale. Es una apuesta de alto riesgo para la autoridad suprema, pero puede ser salvadora, sobre todo para alguien que parece aspirar a una reelección a finales de 2027...

Las consecuencias para la economía mundial no pueden soslayarse

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Una china que se despuebla, cuyo crecimiento pasaría de forma estructural a situarse por debajo del 5%, quizá el 4 % o incluso el 3 %, durante los próximos años, supone una merma para el crecimiento mundial, sobre todo para las industrias occidentales que cuentan con el consumidor chino y para las compras de bonos extranjeros por parte de China, que han ayudado claramente a Occidente a endeudarse.

De este tifón financiero de baja intensidad no hemos visto todavía todas sus consecuencias, pero no todas son negativas. Una China menos rutilante puede percibirse como un competidor menos peligroso para el dominio estadounidense, lo que podría atenuar su confrontación. Eso podría contribuir también a concentrar la atención mundial en retos más concretos, como la transición hacia una economía con menos emisiones de carbono, meta a la que China aporta esfuerzos que muchos otros países eluden.

Fuente de la imagen principal: depositphotos

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Inma Garrido Pérez

Inma Garrido Pérez

Redactora de FXMAG. Nos puedes seguir en FACEBOOK TWITTER


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