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No cometas estos errores al invertir en la Bolsa

No cometas estos errores al invertir en la Bolsa | FXMAG
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Las tasas de interés para inversiones en renta fija (plazos fijos, bonos, etc.) se encuentran en niveles cercanos a cero en las principales potencias del mundo y en países mucho más pequeños donde la inflación es baja o nula.

En Argentina, en términos nominales parecen muy altas: rondan el 35% anual en pesos. Sin embargo, en términos reales, teniendo en cuenta la inflación, sus rendimientos son negativos o, en el mejor de los casos, se encuentran en niveles cercanos a cero. Si hoy hago un plazo fijo a un año, tengo grandes chances de perder poder adquisitivo como consecuencia de la suba de precios.

En este escenario global, los activos de renta variable (acciones, criptoactivos) resultan muy demandados. Es así como los principales índices bursátiles estadounidenses acumulan una suba en el año cercana al 20%. Mientras que el bitcoin acumula un alza superior al 50% en dólares al momento de escribir esta columna. Incluso en la Bolsa porteña se observan rendimientos positivos: casi todas las principales acciones subieron desde enero en línea con la inflación (30%) y la mitad muestra una ganancia de entre el 50 y el 100% en pesos.

Ahora bien, cuando los activos financieros se suben a la ola alcista, muchos surfers amateurs (inversores que recién comienzan y suelen creen que no la suba nunca terminará) cometen errores que tarde o temprano los bajarán de la tabla y los sumergirán en las aguas más profundas y heladas que hayan conocido.

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Hoy vamos a repasar algunos de esos errores para evitar cometerlos en el presente y en el futuro: 

  • Invertir sin fundamentos

Cuando hablamos de fundamentos nos referimos al estudio que todo inversor debe realizar antes de destinar parte de sus ahorros a un activo de renta variable.

En su apuro y su necedad, muchos sostienen que no es necesario leer información y noticias sobre la empresa que emite las acciones a comprar, conocer su historial de cotización, averiguar sus proyecciones de ganancias, indagar acerca de su perfil crediticio, etc.

Pese a que se trata de datos, por lo general, disponibles en Internet y, por lo tanto, asequibles para toda persona que se quiera tomar el trabajo de conseguirlos, estos inversores prefieren delegarle esa tarea a un tercero, que puede ser un amigo o un ejecutivo de cuenta.

Lo cierto es que esta comodidad tiene un precio que suele ser muy alto. A lo largo de mis años en el mercado, me topé con muchas personas que, ante una caída fuerte de los precios de sus activos, revisaron los análisis de los terceros en quienes confiaron y se encontraron con argumentos demasiado endebles para justificar una apuesta de capital.

La inversión en acciones bajo la estrategia de buy and hold (comprar y esperar) requiere un esfuerzo serio e importante previo a la operación de compra. Cuanto más tiempo de evaluación a conciencia dediquemos a ello, mayores serán las probabilidades de tener éxito y mayor será la sensación de seguridad que experimentemos cuando los mercados bajen y nuestra posición también lo haga, porque sabremos que elegimos nuestros activos a partir de argumentos contundentes para ganar en el mediano o largo plazo.

  • Sobreponderarse en pocos activos
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Sobreponderarse en pocos activos significa destinar la mayoría del capital a pocas empresas e implica realizar una diversificación pobre o demasiado intuitiva que suele llevar al inversor a concentrar el riesgo por encima de los niveles que está dispuesto a tolerar.

Si tengo la mayoría de mi capital invertido en Bolsa y lo distribuyo en 4 o 5 acciones, estaré asumiendo riesgos muy altos ante la posibilidad de que al menos 2 de esos papeles sufran una baja importante. Para colmo, si esa es mi estrategia, es probable que tienda a concentrar más el riesgo y no diversifique comprando acciones de distintos países y distintos sectores de la industria, con lo que una baja en un mercado o un sector podría impactar de lleno en mi patrimonio.

Este error puede ser consecuencia del primer punto (no buscar fundamentos por cuenta propia y basarse en análisis superficiales de terceros) o simplemente de la atracción que sentimos por un par de empresas a las que decidimos apostarle todo.

Por lo pronto, existen dos reglas muy simples a seguir para no tomar este camino:

  1. i) No invertir más del 5% de total del patrimonio líquido (aquel que podemos mover e invertir con facilidad) en un solo activo.
  2. ii) No invertir más del 20% del total del patrimonio líquido en una sola industria.

De esta forma, diversificaremos nuestro capital a invertir en por lo menos 5 industrias distintas y 20 empresas diferentes.

Otro consejo de diversificación apunta a invertir en compañías de distintos países, a fin de reducir el riesgo de recesión en una economía puntual.

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Diversificar implica reducir considerablemente aquello que en los mercados se denomina “riesgo único”. Es sencillo hacerlo. Simplemente, hay que seguir las reglas y elaborar un análisis a conciencia con nuestras propias herramientas y las que vayamos incorporando en nuestra formación como inversores.

  • No tener en claro el plazo de la inversión

Establecer el horizonte de inversión forma parte del análisis que debe realizarse a la hora de invertir en renta variable.

Hace unas semanas, en la columna titulada “Por qué no recomiendo hacer trading de acciones y criptomonedas”, expuse los motivos por los cuales soy parte del team del largo plazo.

No obstante, entiendo que cada inversor o inversora pueda tener una mirada diferente sobre este tema y elija, por lo tanto, apuestas de corto o mediano plazo.

Sin embargo, ya sea que queramos invertir por un día, una semana o 5 años, lo importante en este punto tiene que ver con que ese horizonte de inversión esté claro antes de realizar la inversión y luego se sostenga, más allá de las variaciones del mercado.

Hay una broma muy repetida en Bolsa que sostiene que “un inversor de largo plazo es un inversor de corto plazo que no pudo salir a tiempo”.

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Uno de los errores típicos es ingresar en un activo esperando una ganancia en pocos días. Cuando la cotización va para el otro lado, el inversor se queda hasta recuperar el capital que apostó, sin haber realizado nunca un análisis de la inversión para el mediano o largo plazo ni de los fundamentos de la empresa cuyas acciones compró.

En concreto, no hubo ni hay plan, pero igual el inversor se queda con la posición a la espera de recuperar el dinero perdido.

Si la intención es invertir a corto plazo, entonces debería establecer lo que se denomina un stop loss, que no es otra cosa que fijar un precio inferior al de entrada aceptando una pérdida. Supongamos que compramos una acción a 100 porque proyectamos que pronto subirá a 120. Antes de realizar esa compra, debemos establecer qué pérdida estamos dispuestos a tolerar. Entonces decidimos que, como mucho, aceptaremos perder el 10% de nuestra apuesta. Entonces fijamos el stop loss en 90 y, si toca o perfora ese precio, venderemos inmediatamente la posición aceptando que la jugada nos salió mal, pero tampoco demasiado mal como para no tener revancha.

Por el contrario, para quien invierte a largo plazo, los stop loss no tienen razón de ser porque las variaciones de precio en el corto plazo no deberían influir en sus proyecciones y expectativas de ganancias futuras. Las acciones son activos volátiles y suelen variar mucho de precio, pero si la empresa marcha bien, a la larga la tendencia será alcista. La cotización subirá en forma de serrucho, pero subirá.

Conclusión

Como se puede observar, lo más importante al momento de invertir en renta variable pasa por la atención y energía previos a la inversión (argumentos para invertir, diversificación y horizonte pautado para la apuesta), mientras que con las malas inversiones pasa todo lo contrario: se hacen a la apuradas y suelen estar “flojas de papeles”. Heridos en su orgullo, los inversores luego pierden tiempo valioso esperando una recuperación que demora más de la cuenta o directamente nunca llega.

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Pareciera ser que en el mercado de renta fija la era de tasas cero tiene para rato. Pasarse a renta variable luce una alternativa muy interesante, siempre que se tome con seriedad. Nada como estudiar bien para acertar. La recompensa será en dinero.

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Escribe a la redacción


Nicolás Litvinoff

Nicolás Litvinoff

Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.org

http://nicolaslitvinoff.net/

https://www.estudinero.org/ 


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