Sebastián Martínez tiene 31 años y vive con Facundo, de 34, y Leandro, de 36, en un PH con patio y terraza en el barrio de Villa Santa Rita. Sin conocer a sus habitantes, él se mudó hace un mes a esta casa en donde se alquilan habitaciones. Si bien no es la primera vez que comparte vivienda, lo elige no solo por una cuestión de dinero sino porque le gusta el estilo de vida, en el que se puede “construir comunidad y diálogo con personas que no son iguales a nosotres (sic)”.
“Por mi situación económica, podría vivir en un monoambiente o en un departamento de dos ambientes. Sin embargo, no me interesa vivir solo en una caja de zapatos. Elijo tener una terraza, un patio, espacios donde caminar, y tener un cuarto”, opinó Sebastián, que trabaja como docente e iluminador de teatro, y enfatizó: “Mi espacio íntimo se construye en mi habitación y no necesito llegar a casa y que no haya nadie. Todo lo contrario, me gusta llegar y que haya una persona cocinando con una cerveza abierta, servirme un vaso y ponerme a cocinar con él mientras charlamos de nuestros días. Eso es mucho más enriquecedor que lo que se está construyendo socialmente, que es la generación de individualidades cada vez más potentes”.
El precio de la vivienda en alquiler sube un 6,4 % en octubre.:
El precio de la vivienda en alquiler sube un 6,4 % en octubre. pic.twitter.com/0x10CG7M9I
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 3, 2022
Su estancia en la casa compartida es reciente, por lo que muchas de las pautas de convivencia ya estaban preestablecidas
No obstante, indicó que sus compañeros “están abiertos a seguir discutiendo y pensarlas mediante una asamblea y votación”. “Tienen que ver con la limpieza y el silencio, el orden de los espacios comunes, el respeto al descanso, entre otras cosas”, subrayó.
Claudio Roberto Vodanovich, secretario general de la Cámara Inmobiliaria Argentina, señaló a LA NACION:
“Hay muchas personas que se dedican a alquilar una propiedad por habitaciones individuales. Es algo que se da como un nuevo emprendimiento, una nueva actividad que viene a competir con la hotelería tradicional, y que surge a raíz de las necesidades económicas, fundamentalmente en la clase media. Se realiza para poder sacar una renta mayor que alquilar de manera integral la vivienda a una sola persona”.
Fiama Garde, de 31 años, y Camila Mendez Santolaria, de 28, viven juntas hace dos meses en un departamento en el barrio de Caballito
Si bien ambas vivían solas, decidieron compartir principalmente por una cuestión económica. “El departamento en el que vivía se estaba viniendo abajo, se me inundó tres veces y eso hizo que tomara la decisión de mudarme. Sin embargo, cuando empecé a ver los precios de los alquileres me di cuenta que estaban muy caros: tenía que pagar el alquiler, el mes de depósito, y las garantías, entre otras cosas”, señaló Fiama, que es politóloga y empleada estatal.
“Yo vivía en un departamento de mi familia y decidí irme a otro lugar. Pero por la situación del país, no llegaba a pagar un alquiler yo sola”, agregó Mendez Santolaria, que precisó que para una convivencia sana “fue clave buscar un departamento que responda a nuestras comodidades, con una habitación para cada una, y con espacios comunes amplios por si queremos traer amistades”.
La joven trabajadora social y empleada estatal sumó:
“Nos dividimos tareas de la casa según lo que prefiera hacer cada una. Yo me encargo más que nada de limpiar y ella hace las compras. Una de las pocas reglas que tenemos es que no fumamos dentro de la casa”.
Por su parte, Garde especificó la manera en que se organizan con el dinero: “Tenemos un Excel en el que vamos anotando los gastos que tenemos y quien lo pagó. El documento discrimina quien le queda debiendo a quien. En vez de devolvernos plata, nos dividimos los gastos para compensar. Yo me encargo de buscar las ofertas en los supermercados y con eso ahorramos porque compramos stock para acopiar”.
“La ley de alquileres vigente hizo que se retrotraiga la oferta de inmuebles para alquilar porque muchos propietarios no la ven favorable. Esto hace que se reduzca la oferta, y que aumenten los precios”, explicó Litvinoff
Respecto de las posibilidades de que esta situación se revierta, el especialista opinó: “Si el país logra tener una economía más sólida, más estable, quizás veamos que lo que significa el costo del alquiler dentro de los ingresos totales empieza a disminuir un poco, vía un aumento de los ingresos”. Y agregó: “Los propietarios piensan siempre en el retorno de su inversión en dólares, porque las propiedades están en dólares. En un país en el que el dólar ha subido tanto y que los sueldos en dólares son tan bajos, claramente es una situación muy compleja para los inquilinos, que buscan otras alternativas, como la de compartir los inmuebles”.