Los gestores apuestan por el crecimiento económico aunque el gran riesgo es que la inflación no dé tregua y fuerce una retirada de estímulos monetarios más agresivos, provocando incluso subidas de tipos más temprano de lo esperado por los bancos centrales. Los cuellos de botellas, la crisis de contenedores, chips semiconductores, seguirán gran parte del nuevo año que se nos avecina.
Un año más complejo de lo previsto
Hace 12 meses, 2021 prometía ser el año de la vuelta a la normalidad y ese deseo aún tendrá que esperar. El año que termina ha sido de hecho más complejo de lo previsto y ha tenido un protagonista inesperado, una inflación desbocada, alentada por el alza imparable de la energía y por los cuellos de botellas en los suministros. La pandemia continua además muy presente, tanto que el aumento disparado de los contagios en esta recta final de 2021 ha traído de nuevo las restricciones a la movilidad y los confinamientos, hasta el punto de suponer una amenaza para la recuperación en el corto plazo.
Gráfico que muestra el dato de la inflación en España del mes de diciembre, que se disparó al 6.7%, frente al 5.5% del dato anterior
El año nuevo vendrá, una vez más, plagado de incertidumbres de gran calado. La más urgente, el alcance de la nueva ola del coronavirus y su impacto económico, que ya hace temer una contracción en el último trimestre en poderosas economías como la alemana. Y la más inquietante, la evolución de los precios, en un momento en que los bancos centrales han comenzado a desmontar el andamiaje de estímulos monetarios lanzados en el 2020.
2022 será un año de encrucijadas.”Uno de los dilemas es como endurecer la política monetaria y poner coto a la inflación sin asfixiar la recuperación. Otro es como lidiar con el encarecimiento de la energía ahora que el mundo está haciendo la transición hacia una economía baja en carbono, afinar la política monetaria para desenmarañar estas dinámicas en conflicto no resulta fácil”. Respecto al coronavirus, los expertos confían en que una vacunación masiva ayude a rebajar su gravedad sobre la salud y que en 2022 sí pueda ser por fín el año de la vuelta a la normalidad, en que el virus se convierta en una enfermedad más, crónica pero manejable.
¿Qué esperamos de la bolsa en este 2022?
las previsiones apuntan de forma generalizada a un año de rendimientos para la renta variable, aunque más modestos que en el 2021, y de crecimiento económico positivo, si bien a tasas inferiores a las de 2021, que ha sido el año del despegue tras el parón de la pandemia. Pero el guión está sujeto a la evolución del virus, que ya ha demostrado su capacidad de sorpresa con la aparición de nuevas y peligrosas variantes, y a que los precios se moderen y no pongan en aprietos a los bancos centtrales de endurecer más de lo previsto sus políticas sin que haya cuajado del todo la recuperación.
De hecho, si los gestores confían en la continuidad del crecimientoy en que 2022 será un año favorable para la renta variable es porque la retirada de estímulos será gradual. El gran riesgo es que se acelere a causa de la inflación y eso desequilibre el precio de todos los activos. Asi, si el virus provoca nuevas restricciones en la oferta será un elemento de presión al alza para los precios, al igual que las tensiones geopolíticas que impulsan el coste de la energía, como el conflicto entre Rusia y Ucrania. Otro de los riesgos geopolíticos son la debilidad del gobierno en Reino Unido o las elecciones francesas en primavera.
Gráfico actualizado del SP500 en una temporalidad intradiaria, el SP500 tuvo una rentabilidad del 114% este 2021, se espera que las ganancias no sean tan abismales este próximo 2022
Los inversores tendrán que asimilar una paulatina desaceleración de los estímulos monetarios, crediticios y fiscales, al tiempo que el sector privado deberá tomar el relevo del impulso económico , se espera que las estimaciones de la bolsa sea de redimientos inferiores al 10% en el 2020. Después de todo el momento álgido del ciclo en crecimiento económico y beneficios ya habría quedado atrás, si bien la ganancia que se espera para la renta variable será en todo caso superior a la de la renta fija, afectada por un entorno de tipos al alza.
En JP Morgan también advierten que el gran peligro para el 2022 está en que la inflación lleve a los bancos centrales a acelerar la retirada de estímulos, un escenario que en todo caso consideran improbable. Se espera que los bancos centrales serán muy prudentes y la retirada de estímulos muy gradual, los gobiernos y empresas podrán soportar costes de financiaón más caros y los emergentes, a diferencia de los sucedido en 2013, están mejor preparados para afrontar un dólar más caro y tipos más altos en EE.UU.