Los mercados bursátiles se recuperaron un poco el miércoles, en una jornada relativamente floja en cuanto a noticias, en la que los inversores probablemente ya tengan un ojo puesto en el informe de inflación de EE.UU. de mañana.
En términos generales, la negociación ha sido agitada esta semana y no se ha visto impulsada por una gran cantidad de acontecimientos. En los dos últimos días hemos recibido una selección de datos de China que no han sido especialmente prometedores, desde las débiles cifras comerciales del martes hasta las lecturas de deflación de hoy.
La moderación de la demanda ha sido una constante este año en la segunda economía mundial. El potente repunte del consumo parece eludirlo por diversas razones, y las autoridades no parecen dispuestas a hacer mucho al respecto, optando en su lugar por un crecimiento lento y constante en lugar del habitual libro de jugadas de una recuperación turboalimentada.
Nueva recuperación del petróleo, pero no es nada convincente
Los precios del petróleo vuelven a subir hoy, después de caer brevemente el martes a raíz de unas cifras comerciales chinas más débiles. Aunque estos datos parecen haber provocado cierta recogida de beneficios en el crudo, nunca iban a cambiar las tornas, ya que la dinámica del mercado del petróleo se ha vuelto mucho más alcista en los últimos tiempos.
Además, la debilidad del comercio mundial y el poco alentador repunte de China este año no son historias nuevas. Naturalmente, las cifras fueron decepcionantes, pero nada más. El hecho de que el precio se recuperara de los mínimos de ayer, tras una caída bastante importante, para terminar el día en verde dice todo lo que hay que saber.
Desde un punto de vista técnico, aún no está completamente fuera de peligro a pesar de la buena recuperación. El impulso sigue siendo un problema y ha ido disminuyendo durante la última semana más o menos, incluso cuando el precio ha hecho nuevos máximos. Esto podría ser un signo de agotamiento y, a menos que cambie, estas ventas seguirán siendo preocupantes y los rebotes poco convincentes.
El oro baja presionado por el aumento de los rendimientos
La segunda mitad del verano no ha sido benévola con el oro hasta ahora, y el metal amarillo se acercó una vez más a los 2.000 dólares antes de volver a caer hacia los 1.900 dólares, donde pasó la mayor parte de finales de junio y principios de julio.
El aumento de los rendimientos, sobre todo en EE.UU., y la fortaleza del dólar han sido los principales responsables, pero probablemente también haya un elemento de incertidumbre en los datos económicos que está poniendo un poco nerviosos a los operadores. Por fin hemos llegado al final de los ciclos de endurecimiento, o muy cerca de él, y ahora nos preguntamos cuánto tiempo seguiremos así.
Hemos observado algunas mejoras significativas en algunos ámbitos, pero aún no suficientes para convencer a los responsables políticos de que ya no hay motivos para subir los tipos, y mucho menos para volver a relajarlos a principios del año que viene. Esta situación podría cambiar si se observan nuevas mejoras en los datos, empezando por el IPC de EE.UU. de mañana, pero por ahora, el nerviosismo está volviendo a aparecer.
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