El gestor de fondos Enguerrand Artaz de LFDE analiza el futuro de los tipos de interés: ¿Se avecina el fin del ciclo alcista?

Presentamos el último comentario de Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l'Echiquier (LFDE), de cara a la decisiva reunión de esta semana de la Reserva Federal. Según el experto, "La Fed no debería subir los tipos en esta ocasión y es probable que su ciclo de alzas haya concluido ya". Sin embargo, Artaz asegura que los bancos centrales se enfrentan a "un auténtico ejercicio de equilibrismo al borde de un precipicio", pero que servirá para "comprobar si la tormenta inflacionista se ha disipado."
Ante "las nubes que se agolpan en el horizonte de la economía", el experto plantea dos situaciones a las que los bancos centrales podrían tener que hacer frente y las posibles consecuencias que conllevaría cada una de ellas.
El Banco Central Europeo lo afirmó a las claras: la subida de tipos del 0,25 % decretada el pasado 14 de septiembre será muy probablemente la última de este ciclo de endurecimiento. No cabe duda de que la Reserva Federal (Fed) no se distanciará mucho de esta postura. En este sentido, creemos que la Fed no debería subir los tipos en esta ocasión y, aunque persisten algunas dudas de cara a su reunión de noviembre, es probable que su ciclo de alzas haya concluido ya.
Después de un año y medio de subida sostenida de los tipos de interés, los grandes banqueros centrales parecen haber llegado a la cima, pero la escalada no ha terminado. En un primer momento, los bancos centrales van a mantener los tipos de referencia en la cota elevada a la que los han llevado. En un auténtico ejercicio de equilibrismo al borde de un precipicio, es hora de comprobar si la tormenta inflacionista se ha disipado, poniendo cuidado para no desestabilizarse por las borrascas de la ralentización económica que arrecian desde hace meses. En definitiva, una situación incómoda a la que el BCE, que ha revisado claramente a la baja sus expectativas de crecimiento económico para 2023 y 2024, podría tener que enfrentarse rápidamente. La locomotora económica germana entró en recesión en el segundo trimestre, el consumo de los hogares renquea en el conjunto de la zona del euro y las perspectivas de actividad son mediocres, a pesar de que el empleo aguanta.
Al otro lado del Atlántico, la posición de la Fed parece más confortable a primera vista. La mayoría de los inversores espera que el banco central consiga contener la inflación y, al mismo tiempo, orquestar un aterrizaje suave, pero la realidad es que la economía estadounidense se ha encaramado a un promontorio muy quebradizo. Después de alcanzar las más altas cimas gracias a los ingentes estímulos posteriores al COVID, el país va a enfrentarse a una triada peligrosa: un consumo que debería ralentizarse con fuerza durante los próximos meses, una reducción de los estímulos presupuestarios y un mercado laboral que comienza a fisurarse.
Ante las nubes que se agolpan en el horizonte de la economía, los bancos centrales van a tener que prever rápidamente una última etapa para no verse atrapados en la cima por la ventisca: el descenso.
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