El economista Daniel Lacalle desafía la percepción generalizada de que la OPEP y Rusia son los principales responsables del alza en los precios del petróleo, argumentando que son más bien "tomadores de precios" que se adaptan a las dinámicas del mercado. Lacalle apunta a una serie de factores más complejos, como las políticas de los bancos centrales, el aumento de la oferta en los Estados Unidos y una menor demanda global, para explicar la reciente volatilidad en los precios del petróleo. Critica la falta de inversión en el sector energético y las políticas contradictorias de los gobiernos occidentales, quienes exigen más producción de petróleo mientras planean eliminar los combustibles fósiles. A su juicio, esta falta de coherencia y la ideologización de la transición energética están llevando a una mayor dependencia de fuentes extranjeras y complican la situación para los mercados emergentes productores de energía.
OPEP y Rusia no son los verdaderos 'culpables' del alza en el precio del petróleo
Daniel Lacalle, un reconocido economista, desafía la idea común de que la OPEP y Rusia son los principales culpables del alza en los precios del petróleo. Según Lacalle, estos actores son más bien "tomadores de precios" que reaccionan a la demanda del mercado, en lugar de establecerla.
En lo que va del año, el precio del WTI ha subido un 13%, pero esa recuperación solo comenzó en mayo. Además, en el último año, el WTI solo ha registrado un incremento del 6%. Con un precio de 90,7 dólares por barril, está muy lejos de su máximo de 122 dólares alcanzado en junio de 2022 y apenas se acerca a los niveles de noviembre del mismo año.
Daniel Lacalle revela las verdaderas causas de la volatilidad en los precios del petróleo
Lacalle sostiene que la caída de los precios del petróleo desde junio de 2022 fue impulsada por múltiples factores, incluidas las subidas de tasas y la contracción monetaria realizadas por los bancos centrales globales. A esto se sumó el aumento de la oferta en Estados Unidos y una demanda global más débil, especialmente en las economías desarrolladas, que neutralizó el impacto negativo de las restricciones de Rusia y la OPEP.
En este sentido, las economías desarrolladas enfrentan un problema autoinfligido. Lacalle se apoya en datos de JP Morgan para señalar que hay una desinversión crónica en el sector del petróleo y gas que supera los $600 mil millones anuales. Esto sucede mientras las empresas en todo el mundo continúan reduciendo la inversión en exploración y producción, especialmente después del máximo de $122 por barril en 2022. La inversión total en petróleo y gas se mantuvo por debajo de la depreciación por sexto año consecutivo, según Goldman Sachs.
Según Lacalle, la transición energética no puede ocurrir a través de imposiciones ideológicas; necesita tecnología y competencia. La destrucción de incentivos para invertir en petróleo y gas y una visión ideológica de la energía han hecho que las economías desarrolladas sean más dependientes de los combustibles fósiles. Además, estas economías han destruido todos los incentivos para invertir en diversificación y seguridad del suministro de petróleo y gas. El resultado es una dependencia creciente de proveedores extranjeros, especialmente cuando se toman decisiones como la reducción de la capacidad nuclear en la Unión Europea.
Critica la contradicción de los gobiernos occidentales que demandan más producción de la OPEP mientras anuncian planes para eliminar los combustibles fósiles dentro de una década. Afirma que los mercados emergentes que producen energía no estarán emocionados por la perspectiva de eliminar sus exportaciones de energía solo para importar más ingeniería de "transición energética" de las naciones desarrolladas.
El shock de petróleo es consecuencia directa del intervencionismo.
El shock de petróleo es consecuencia directa del intervencionismo.
— Daniel Lacalle (@dlacalle) September 18, 2023
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