El último dato del IPC en EE. UU. provocó un revuelo en las expectativas del mercado al revelar una disminución en la inflación, aunque menor a la esperada. Lo más relevante es que la inflación subyacente se mantiene en un 3,9%, lo cual subraya que las presiones inflacionarias en Estados Unidos están lejos de amainar. Este escenario ha tenido un impacto significativo en los mercados de renta fija, manteniendo las curvas de deuda en niveles elevados y provocando ajustes en las expectativas de los tipos de interés.
Este contexto sugiere que aún existe valor en la renta fija, tanto en bonos de deuda pública como privada, aunque los ajustes de tipos de interés podrían ser menores a los inicialmente proyectados, con la Reserva Federal ajustando cerca de los 75 puntos básicos. Esperamos que los tipos al final terminen bajando este año, pero por decirlo de alguna manera, menos de lo que podríamos calibrar. Por lo tanto, no se prevé volatilidad en el conjunto de la renta fija.
En cuanto a la renta variable, el año ha sido positivo, especialmente en Estados Unidos, más aún si lo valoramos en euros, dada la fortaleza del dólar. Aunque el panorama en Europa es más variado, los resultados corporativos, tanto en Europa como en Estados Unidos, han sido positivamente recibidos. La situación macroeconómica, incluyendo un desempeño favorable en España y signos de recuperación en Alemania, complementa este panorama. Estados Unidos continúa demostrando fortaleza, con una economía que opera a pleno empleo y niveles de inflación que no sugieren una desaceleración económica inminente.
El mercado de salidas a Bolsa recupera la forma
Con varias semanas por delante hasta la reunión de la Reserva Federal, se anticipa un período de volatilidad, subrayando la importancia de una vigilancia continua a los datos macro y adaptabilidad ante los nuevos desarrollos económicos.
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