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Presentamos el último comentario de Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l'Echiquier (LFDE), sobre la delicada situación de Alemania. Según el experto, "aunque cabe esperar que la situación empiece a mejorar en el segundo semestre de 2024, la tendencia debería seguir siendo compleja durante los próximos años".

Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l'Echiquier 

Con un PIB que se contrajo un 0,3 % en 2023 –la peor lectura de crecimiento desde 2009, exceptuando el COVID–, la economía alemana parece estar en un mal momento

En nuestra opinión, dos áreas de la economía se ven especialmente afectadas. En primer lugar, el sector inmobiliarioEn Alemania se ha venido gestando una burbuja inmobiliaria durante la última década. Desde finales de 2013 y ante la escasez estructural de vivienda, agravada desde 2015 por la afluencia de inmigrantes, el precio medio de la vivienda de segunda mano ha llegado a aumentar más del 100 % –frente a un 20-25 % en España y Francia– a mediados de 2022. Desde entonces, a resultas de la fuerte subida de los tipos de interés y la ralentización económica, los precios han caído más de un 15 %. Esta espiral ha afectado, por extensión, al sector de la construcción, que registra uno de los peores descensos de actividad de su historia, lo que ha traído consigo las primeras quiebras entre las promotoras inmobiliarias.

Pronóstico del oro, el platino y gas natural

El motor de la economía alemana ha acusado el fuerte encarecimiento de la energía, acentuado por el mix energético de gas y carbón de Alemania

Después, el sector industrial. El motor de la economía alemana ha acusado el fuerte encarecimiento de la energía, acentuado por el mix energético de gas y carbón de Alemania, y la caída de la demanda mundial, sobre todo china. Durante los dos últimos años, los pedidos industriales han descendido a su ritmo más elevado –exceptuando el periodo del COVID– desde la crisis de 2008.

Trigo, maíz y gas en niveles críticos

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Estos factores han lastrado el consumo de los hogares, hasta el punto de que actualmente las ventas minoristas son inferiores en volumen a los niveles anteriores al COVID. Esto comienza a hacer mella también en la tasa de desempleo, que está experimentando una tendencia al alza en Alemania. Así pues, no se prevé una mejora a corto plazo, máxime cuando los recortes presupuestarios de cara a 2024 que ha anunciado recientemente el gobierno germano deberían sustanciarse en la cancelación de determinadas inversiones –sobre todo en transición energética– que habrían podido dar apoyo al sector industrial. 

De forma más general, aunque cabe esperar que la situación empiece a mejorar en el segundo semestre de 2024, la tendencia debería seguir siendo compleja durante los próximos años, habida cuenta del mix energético ineficiente y la caída estructural de la demanda mundial vinculada al fenómeno de la desglobalización, donde destaca una China que importará menos productos alemanes.

 

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