De hecho, al excluir esta partida, el crecimiento de la demanda interna registró una marcada desaceleración (0,8% en tasa intertrimestral anualizada frente al 1,5% en el 3T), incluso cercana al estancamiento al excluir el sector público. Entre tanto, el sector exterior tuvo una aportación positiva al crecimiento, si bien, en gran medida, debido a un retroceso en las importaciones, que registran una caída de mayor magnitud frente a las exportaciones.
De cara a los próximos trimestres, la economía de EE. UU. podría mantener el tono sombrío mostrado en el 4T, tal y como señalan los últimos datos de actividad económica y de confianza empresarial
Así, creemos que el consumo privado podría registrar tasas de crecimiento positivas, aunque muy débiles, gracias al apoyo de un mercado laboral muy robusto y al impulso, si bien probablemente cada vez menor, del ahorro embalsado. Ahora bien, el perfil de la inversión, sobre todo la residencial, podría continuar acusando las subidas de los tipos de interés que la Fed realizó en 2022 y que todavía acabará de realizar en el 1T 2023.
Tras la publicación del dato, nuestra proyección para el conjunto de 2023 (0,9%) se situaría en un rango prudente, por lo que no prevemos tener que ajustar la previsión en el corto plazo
En los mercados financieros, el tono positivo del dato del PIB y en las peticiones semanales por desempleo (que sorprendieron al descender hasta las 186.000 nuevas solicitudes la semana pasada, mínimo nivel desde el pasado abril) fueron recibidas de forma positiva en los mercados financieros, dando ánimos a las expectativas de un posible “soft landing” en la economía estadounidense.
Los índices bursátiles abren la sesión en verde (0,5% para el S&P 500), la rentabilidad de la deuda sube (+5 p. b. hasta el 3,5% para el bono con vencimiento a 10 años) mientras el dólar se apreciaba ligeramente frente a las principales monedas (1,08 en su cruce con el euro).