Un momento de replanteamiento de la globalización... Todo apunta a que las presiones inflacionistas aparejadas deberían ser moderadas

Actualmente, nos encontramos en un momento de replanteamiento de la globalización. La emergencia sanitaria mostró la importancia de no depender de inputs clave fabricados en países terceros, lo que está empezando a recomponer las cadenas de suministro globales por la necesidad de diversificar los proveedores.
A la necesidad de seguridad de suministro, se suma la reindustrialización de las economías avanzadas en clave verde y digital, la competencia tecnológica entre EE. UU. y China con el establecimiento de barreras al acceso tecnológico y el debate sobre la implementación de mecanismos de ajuste de carbono en las economías desarrolladas para estar en igualdad de condiciones con las economías emergentes que no gravan sus emisiones.
Llamar estabilización a un 6% de inflación mensual, equivalente al 101% anual, me parece @domingocavallo que es cambiarle el sentido a las palabras
— Roberto Cachanosky (@RCachanosky) February 11, 2023
Amén que esa "estabilización" se basa en un explosivo stock de LELIQShttps://t.co/U6Ho9rnk6s
Entramos en un mundo con renovadas pulsiones proteccionistas: la COVID-19 provocó una reducción de los flujos migratorios por razones sanitarias y parece que se puede consolidar una tendencia de políticas migratorias más duras. EE. UU. es un caso paradigmático. Antes de la COVID-19, cuando bajaba la tasa de paro, solían inmigrar más trabajadores para cubrir los puestos de trabajo de baja cualificación, una práctica que ha dejado de llevarse a cabo. De hecho, un estudio reciente documenta que para estos puestos de trabajo hay un grado de sustitución muy bajo entre trabajadores inmigrantes y trabajadores nativos, por lo que los primeros son esenciales para cubrirlos.
En suma, en un mundo más proteccionista con ribetes de fragmentación globalizadora y de mayor control migratorio, una transición energética inteligente, bien diseñada y con inversiones potentes en tecnologías limpias será la clave de bóveda, junto con una política monetaria con rumbo claro y bien comunicada, para que la inflación se sitúe en niveles razonables y acordes con los objetivos de los bancos centrales.