A principios de semana se dieron dos pronósticos bastante diferentes sobre la evolución de la pandemia de covid-19. Bill Gates en una entrevista dijo que era poco probable que iba a terminar antes del 2022.
Por otro lado, el Gerente General de BioNTech (que desarrolló la primera vacuna junto a Pfizer), dijo esperar la normalización temprano en el 2021. Entonces, ¿quién tiene la razón?
Pues, desafortunadamente, no vamos a saber hasta el 2022. Pero, si bien la historia no necesariamente predice el futuro, podemos ver si hay algunos padrones que nos podrían dar indicios.
Y hasta ahora la pandemia se ha comportado similar a patologías respiratorias anteriores. Por ejemplo, la segunda ola típicamente empieza en octubre, y es mucho peor que la primera. Muchos expertos advirtieron que podría suceder esto, a base de experiencia anterior.
¿Qué dice la historia que puede suceder ahora?
Estamos en territorio sin mapas
Lo que pasa es que desarrollar una vacuna en tan poco tiempo es sin precedentes. Para las pandemias anteriores no teníamos la misma tecnología, y hubo muchas más muertes.
La pandemia de 1918, que se cita en forma comparativa, mató a unos 39 millones de personas, llegando a infectar a más de 500 millones de personas. Eso es más de diez veces lo que ha ocurrido hasta ahora con covid.
También la influenza de 1918 fue mucho más letal. La estimación más confiable que hay, es que tuvo una tasa de mortalidad en torno al 4,0%. Comparado con la estimación más reciente del CDC indicando que SARS-CoV-2 tiene una tasa de mortalidad de tan solo 0.65%.
Desde 1918 hemos reducido drásticamente la mortalidad del gripe, que también ayuda disminuir la mortalidad de covid. Y se siguen desarrollando nuevos medicamentos y tratamientos para bajar aún más la mortalidad.
¿Desaparecieron las pandemias anteriores?
Eso es lo que le preocupa a los epidemiólogos. El tipo de influenza que causó la pandemia de 1918 (H1N1) sigue latente. De hecho, fue el que causó la epidemia de “fiebre porcina” del 2009, que llevó al cierre de ciertas fronteras y confinamientos en algunos lados.
El temor es que covid podría seguir la misma senda, que con las vacunas y terapias se puede bajar la mortalidad suficiente para volver a la actividad normal, peor que la enfermedad seguirá allí, como otra “gripe estacional”.
La esperanza es que podamos detener esa progresión. Para la influenza de 1918 hubieron tres olas, y la tercera fue peor que la primera. Si se logra vacunar suficientes personas antes de octubre del próximo año, podríamos evitar esa tercera ola.
¿Se podrá eliminar el virus?
El virus no ha estado circulando lo suficiente para saber con seguridad por cuánto tiempo dura la inmunidad.
Algunos estudios indican que hay una baja notoria en los anticuerpos luego de seis meses después de la infección, sugiriendo que se podría perder la inmunidad dentro de un año.
Pero el cuerpo tiene otras defensas, como las células T, que podrían ser suficientes para prevenir la reinfección. Hasta ahora, los casos de reinfección han sido extremadamente raros.
Otro gran obstáculo es que se estima que con la eficacia proyectada de las vacunas, habría que vacunar un 60% de la población para lograr la inmunidad de rebaño.
Si hay un lapso de un año cuando se logra la inmunidad, podría ser posible forzar a la extinción al virus si hay suficiente personas con la vacuna a la vez.
ero hay una creciente porción de la población que se muestra en contra de inocularse.
En el fondo, lo que importa para saber cuándo podremos dar punto final al covid dependerá de qué tan rápido se logre administrar la vacuna.
