Reino Unido tiene un problema inflacionario muy severo y ciertamente no se atisba la forma de afrontarlo. El último dato de inflación conocido el miércoles así lo confirma, con un desastroso 10.4% anualizado para el mes de febrero, cuando las expectativas eran abandonar el doble digito y quedarse en el 9.8%. Vemos que si las expectativas eran malas, la realidad es horrenda.
Este nivel inflacionario de la economía británica, junto con la decisión de la FED de seguir aumentando las tasas de interés, literalmente caiga quien caiga, obliga al Banco de Inglaterra, al menos, a copiar la subida de tasas americana de 25pb, lo que la situaría en 4.25%. De ser así, el diferencial respecto a la mencionada inflación seria de un 6%, sin duda un problema.
A esta inflación desbocada, hemos de sumarle un crecimiento económico nulo. Es sorprendente la tenaz coincidencia estadística actual en muchos países occidentales con tasas de crecimiento del PIB interanual muy próximas a 0, pero rara vez negativas…curioso.
En el caso británico además, los datos de producción industrial y manufacturera son muy negativos, con retrocesos del -4.3% y -5.2% en términos anualizados respectivamente
Con todo lo expuesto, es comprensible que el BoE vuelva a subir tipos de manera desesperada ante la escalada inflacionaria y lo hará a sabiendas de que, con medidas de este tipo, está contribuyendo a desangrar a la economía en su conjunto.
Muchos analistas comentan acerca de las similitudes de esta crisis respecto a la de 2008, si es que podemos hablar de 2 eventos independientes, que probablemente no sea lo más correcto. Lo que si es cierto es que las circunstancias y las herramientas son incomparables.
En 2008 tuvimos una crisis de garantías hipotecarias, que trajo el colapso de la banca, y con ella del crédito, contagiando a toda la economía tras varios años de crecimiento continuo
Al comienzo de la crisis de 2008, Reino Unido tenía una inflación inferior al 5%, mientras el precio del dinero se situaba justo en esa barrera del 5%, con un endeudamiento del país no llegaba al 50% del PIB.
Con esta situación el banco de Inglaterra tenía las herramientas clásicas para luchar contra la crisis, cosa que hizo de inmediato y muestra de ello es que pocos meses después de la caída de Lehman Brothers los tipos ya estaban en el 1%, y la economía se comenzó a inundar de libras, al tiempo que aumentaba el gasto público, gracias al cierto margen de desahogo que las cuentas públicas tenían en aquel momento
Una década y media después, con más del doble de deuda pública/PIB y con tasas de interés casi en negativo, ante una crisis económica no se puede repetir la receta anterior, de forma que cuando surge la inflación, la única solución es subir tipos con el objetivo de controlarla, cosa que parece ser estéril y está acelerando en el hundimiento la economía.
Las herramientas del 2008 ya no existen, están agotadas
Da la sensación que solo queda decidir qué es lo menos malo, sin perder de vista que obcecarse en embridar la inflación con la única herramienta de la subida de tipos, acabará por colapsar el sistema bancario y la economía, pero si se opta por la alternativa de no subir tasas y así tratar de salvar la economía, es posible que se destruya la Libra. Difícil situación