En un entorno de contracción del PIB e incertidumbre global, las tasas de inflación de las principales economías avanzadas se redujeron notablemente con respecto a las de 2019 (véase gráfico 1.1.2). En EE. UU. la inflación siguió una tendencia descendente en el conjunto del ejercicio, aunque esta fue algo irregular: disminuyó hasta mayo, cuando se situó en el 0,2 %, y posteriormente revirtió esta tendencia. En diciembre se situaba en el 1,3 % (frente al 2,3 % de 2019).
Estimada @CFKArgentina
— Martin Tetaz (@martintetaz) May 16, 2023
La fuga de capitales (compra de dólares) y su consecuencia (la inflación), se producen por violar la independencia del Banco Central, porque entonces la moneda queda atada a la imagen y la suerte del presidente de turno. https://t.co/6mEkKxDU8n
La tasa de inflación en el Reino Unido siguió una tendencia similar, con descensos de hasta el 0,5 % en mayo para aumentar hasta el 1,0 % en julio
A final de año se situaba en el 0,6 % (1,3 % en 2019). En la zona euro y en Japón las tasas de inflación mostraron una tendencia bajista más marcada, finalizando el año en ambos casos en terreno negativo. En la zona euro los niveles de inflación fueron muy inferiores al objetivo del BCE (tasas cercanas pero ligeramente inferiores al 2 %). La tendencia descendente se produjo prácticamente durante todo el ejercicio exceptuando el periodo de mayo a agosto, momento a partir del cual la tasa interanual se situó por debajo de cero. A finales de 2020, esta tasa era del -0,3 % (1,3 % en diciembre de 2019). En Japón la inflación se situó en terreno negativo a partir de octubre y finalizó 2020 en el -1,2 % (0,8 % en diciembre de 2019).
Las tasas subyacentes, que descuentan la evolución de los elementos más volátiles del índice (alimentos frescos y energía), mostraron una evolución más estable durante el año, registrándose también los niveles más altos en EE. UU. y en el Reino Unido
En EE. UU. la inflación subyacente se situó en diciembre en el 1,6 % y en el Reino Unido quedó en el 1,4 %. En cambio, en la zona euro fue del 0,2 % y en Japón del -0,4 %. Por otra parte, cabe resaltar la heterogeneidad observada en la evolución de los precios de las materias primas a lo largo de 2020 debido al comportamiento divergente entre los precios del oro y de otros materiales preciosos, que crecieron de forma significativa, y el del petróleo, que presentó un balance anual descendente (a pesar de la recuperación observada desde finales de abril). Los primeros se han beneficiado de su carácter de activo refugio durante la crisis, siendo objeto de inversiones significativas por parte de los inversores en un entorno de alta incertidumbre. En cambio, la cotización del petróleo se ha visto afectada, entre otras razones, por las fuertes restricciones a la movilidad, que incidieron negativamente en su demanda