Durante los meses más crudos de la pandemia, el descenso de la tasa de desempleo fue especialmente pronunciado y se atribuyó, en parte, a factores coyunturales como el miedo a trabajar en puestos de trabajo más expuestos al contacto humano o la imposibilidad de muchas personas para compaginar el trabajo con el cuidado de menores o gente mayor. Sin embargo, estos factores ya no deberían jugar un papel destacable.

Gráfico con los datos de la curva de Beveridge de EEUU
De hecho, lo que ahora empuja esta menor tasa es, sobre todo, la salida del mercado laboral de la población mayor de 55 años
Y es que los cambios en la composición dentro de este (gran) tramo de edad ha sido especialmente relevante entre 2016 y 2022, pues el peso de la población de entre 55 y 59 (cuya tasa de participación laboral es muy superior a la de la población de más de 60 años) ha caído. Por otro lado, es importante remarcar que esta caída de los trabajadores se produce desde el margen extensivo de la oferta laboral, es decir, el número de personas que trabajan.
Pero al mismo tiempo que está cayendo el número de personas en el mercado laboral, las que permanecen en él están trabajando menos horas, reduciendo a su vez el margen intensivo
A este fenómeno se le ha dado el nombre de dimisión silenciosa (quiet quitting en inglés) y se debe a la voluntad de muchos trabajadores de encontrar un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal. Así, tal y como se puede ver en el tercer gráfico, según los datos de una investigación reciente, la reducción de las horas trabajadas entre 2019 y 2022 en EE. UU. se explica tanto por la reducción del margen extensivo como el intensivo, siendo la reducción intensiva más remarcable entre los hombres con estudios universitarios y entre los 25 y 39 años