Estándar abierto en la fabricación de chips y uso de drones en conflictos armados, ¿qué empresas son las que se dedican a ello? ¿Merece la pena invertir en acciones de inteligencia artificial?

Cada año, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) publica un listado con las tecnologías que están llamadas a transformar el mundo. Se trata de una serie de avances que ponen de manifiesto el poder de estos recursos transformadores para mejorar nuestro día a día. Desde la inteligencia artificial (IA) generadora de imágenes hasta la posibilidad de crear órganos humanos personalizados, enumeramos aquellas tecnologías emergentes que modelarán el futuro a partir de 2023, según el MIT.
La tecnología CRISPR 2.0 (también denominada «edición de bases») ofrece a los médicos un diseño selectivo que consigue cambiar la base del ADN por otra, evitando errores cuando el ADN se repara a sí mismo después de ser cortado. En un siguiente paso, el CRISPR 3.0 permitirá insertar fragmentos de ADN en un genoma, abriendo la puerta a la sustitución de genes que son el origen de enfermedades.
De momento, se han desarrollado con éxito tratamientos experimentales en Nueva Zelanda, donde una mujer con una dolencia cardiaca ha podido reducir sus niveles de colesterol gracias a la edición genética.
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— esbolsa.com (@esbolsa) January 29, 2023
Estas IA plantean debates en torno a los derechos de las imágenes y el papel de los artistas, pero indudablemente esta tecnología emergente está transformando la industria creativa como la conocemos.
Los fabricantes de microchips han apostado por un estándar abierto conocido como RISC-V, con especificaciones comunes en su modo de fabricación, competencias y materiales. De esta manera, se compatibilizan todos los microchips del mercado, independientemente de quién los produzca.
El RISC-V se puede usar sin regalías, por lo que cualquier fabricante puede acceder a él, deslocalizando su producción y haciéndola accesible.
La guerra de Ucrania está sirviendo como escenario de prueba para nuevos recursos militares, especialmente drones. Si hasta ahora reinaban los Predator y Reaper, de fabricación estadounidense, otras potencias están poniendo a prueba sus drones de bajo coste, desde Turquía hasta Irán. Este hecho ha transformado la manera de librar las guerras y quién puede librarlas, debido a su económica fabricación al alcance de países que hasta ahora no podían permitírselo.
Desde los de reconocimiento a los explosivos, los drones han mejorado su autonomía (mayor duración de batería) ampliando su radio de acción, además de mejorar en términos de velocidad. La otra cara de la moneda es su uso con fines humanitarios, dando cobertura sanitaria a población civil víctima del conflicto.
Unos de los retos que afronta el trasplante de órganos es su disponibilidad y compatibilidad. Los pacientes han de esperar a que se done un órgano adecuado y, una vez realizado el trasplante, que no genere rechazo en su organismo. La posibilidad de crear órganos a la carta planta cara a estos dos retos.
Por un lado, ya se están editando genéticamente órganos de animales para hacerlos compatibles con el cuerpo humano. Por otro, se está desarrollando la posibilidad de cultivar organoides de células madre, que podrían generarse a medida, con especial interés en su compatibilidad genética. Ambas posibilidades suponen una oferta ilimitada de «recambios» para el cuerpo humano.