¡El PIB de Japón se hace público! ¿En cuanto al BoJ? Cuando uno está en el alambre, lo mejor es no moverse demasiado

Podríamos decir de forma gráfica que Japón es una economía funambulista. A poco que te detengas a analizar sus grandes cifras, sin demasiada profundidad, adviertes que lleva décadas en el alambre de la suspensión de pagos y de manera sorprendente se las arregla para no hacerlo, probablemente porque hacerlo supondría un problema de proporciones catastróficas para el resto de las economías mundiales. No hay que olvidar que es la tercera mayor economía del mundo.
???????? Novedades en el Banco de Japón (#BoJ):
— Andbank España (@AndbankES) February 14, 2023
???? Kazuo Ueda se convierte en el nuevo gobernador en sustitución de Kuroda.
???? Esta decisión allanará el camino para una reducción gradual de las medidas de #estímulo del #bancocentral.https://t.co/hynNsVH0qX #Economía #Japón pic.twitter.com/5O4CwDIJen
La inflación de Japón la encontramos ahora en valores en torno al 4%, bastante controlada si la comparamos con la de Europa y EEUU, pero este dato combinado con el del estancamiento de la economía japonesa, esconde realmente un decrecimiento económico continuado, que nunca llega a ser recesión porque son capaces de alternar trimestres de crecimiento mínimo con otros de pequeños retrocesos.
De esta forma logran eludir la declaración oficial de economía en recesión, que se produce cuando hay dos trimestres consecutivos de caída del PIB, cosa que de ocurrir, pondría en entredicho la solvencia del país nipón para honrar sus deudas.
Dejando de lado probables arreglos contables, el “secreto” radica en que el banco central japonés compra toda la deuda que el estado emite. Así, logra mantener los tipos de interés de la deuda en tasas asequibles y, de momento, consigue que los bonos japoneses se perciban como una inversión poco rentable, pero segura, ya que con este nivel de deuda estatal, sería muy imprudente realizar una subida tipos que encareciera el pago de la deuda e hiciera caer a plomo el precio de los bonos.
Por tanto, los inversores más conservadores, los propios japoneses en su mayoría, valoran la seguridad de tener sus ahorros en bonos de su estado, que cuentan con un comprador de seguridad como es el Banco de Japón. Esta circunstancia también implica que la gran mayoría de estos bonos de deuda pública se encuentran denominados en Yenes, lo que elimina las posibles presiones de tener que realizar pagos en moneda extranjera que obviamente no pueden imprimir
Para ello se cuidan de no aumentar demasiado la masa monetaria del país y además, cuentan con la inestimable colaboración de una población muy envejecida, ahorradora y poco consumista, que mantiene a raya la inflación.
¿En cuanto al BoJ? Cuando uno está en el alambre, lo mejor es no moverse demasiado.