El pico a las presiones inflaciónistas en EE.UU. y en Europa quedan atrás en 2022 y durante 2023 se experimenta un descenso brusco y continuado de la inflación que permite vislumbrar una vuelta al 2% para la primera mitad de 2024.
Bajo esta premisa, el tope a la subida de tasas de interés se alcanza en el primer trimestre del año 2023 y no hay que ser agresivo con el programade “QT” de reducción de deuda de los balances de los bancos centrales.
Si para finales de 2023 se manifiesta un riesgo de recesión severa los bancos centrales puedenvolver a anunciar la implementación de sus políticas expansivas dado que están teniendo éxito en su lucha contra la inflación.
A nivel geopolítico no hay un incremento del estrés global: la guerra en Ucrania entra en una fase menos activa y con el tiempo se habla de alto el fuego
La relación entre EE. UU. y China se mantiene tensa pero no da lugar a nuevos enfrentamientos comerciales o militares.
En 2023 se produce una desaceleración económica global como consecuencia del endurecimiento monetario de 2022, pero se evita la entrada en recesión profunda y generalizada. En ese supuesto las correcciones de la renta variable del 25-35% son interpretadas como suficientes para corregir los excesos de 2021 y los inversores vuelven a comprar las bolsas dando por concluida la fase correctiva e ignorando que los márgenes de beneficios siguen en máximos históricos.
El final de la crisis hace resurgir la apetencia por activos de riesgo y el inversor vuelve a pagar múltiplos elevados ante la perspectiva de una mayor estabilidad a nivel global
El mercado inmobiliario deja de subir al ritmo que lo ha hecho los últimos años porque se ve negativamente afectado por el impacto de un coste de financiación mucho más alto que en los años anteriores, pero sin una oferta excesiva los precios se estabilizan y no sufren correcciones similares a las registradas durante otros pinchazos de burbujas anteriores.
La renta fija vuelve a ser atractiva en la medida en que el problema de la inflación queda controlado y no se atisban más subidas de tasas de interés de las que ya ha descontado el mercado. La parte larga de la curva comienza a cotizar la vuelta a la normalidad monetaria de la última década, lo que implica unos tipos terminales muy por debajo de los niveles alcanzados durante el primer trimestre de 2023.