La cifra total de negociación de deuda pública española —que incluye, además de la ejecutada a través de los centros de negociación españoles del cuadro 2.2.4., la de otros centros de negociación extranjeros así como la negociación bilateral y OTC— descendió un 15,9 % en 2020, hasta situarse en 3,1 billones de euros (3,7 billones de euros en 2019, véase cuadro 2.2.5.). Estas cifras no consideran ni las operaciones simultáneas ni los repos y suponen alrededor del triple del volumen de deuda pública española en circulación (1,1 billones).
Por tipo de instrumento, el mayor retroceso (del 59,3 %) se produjo en los valores segregados, aunque su volumen de negociación es poco relevante, 7.267 millones, seguidos de las Letras del Tesoro, que registraron una caída del volumen de negociación del 23,1 %, hasta los 318.676 millones.
La mayoría de los gestores de fondos está sobreponderada en renta fija y activos defensivos e infraponderads en bolsa de Estados Unidos.
— Héctor Chamizo (@hectorchamizo) May 28, 2023
Están los que dicen que es indicador contrarian y los que siguen viéndolo como un contexto de prudencia. pic.twitter.com/stYFhACpy8
Por último, la negociación de los bonos y obligaciones no segregados descendió un 14,7 %, hasta los 2,8 billones de euros
Al contrastar los volúmenes de deuda negociados en centros de negociación españoles (véase cuadro 2.2.4) con las cifras globales de negociación de deuda pública española, se deduce que las transacciones de deuda pública españolas ejecutadas a través de los centros de negociación nacionales (696.816 millones de euros) representaron el 22,5 % de la negociación total de deuda pública en 2020. Esto implica un cierto incremento de su cuota de mercado respecto a 2019, ejercicio en el que los centros de negociación españoles intermediaron el 17,8 % del total.
Tabla con los datos de las contrataciones totales de deuda pública en centros de negociación españoles
Renta fija privada
En 2020 el rendimiento de los activos de renta fija privada mostró, como en 2019, una tendencia divergente entre el corto y el largo plazo, con una rentabilidad creciente en los plazos más cortos y decreciente en los más largos. Este comportamiento atípico se explica por el reducido tamaño de la muestra de activos a corto plazo, constituida por pagarés de empresa. Las características de las empresas emisoras (tamaño y calidad crediticia) justifican el rendimiento medio de los pagarés en el momento de su emisión: 0,49 % en la referencia a 3 meses, 0,55 % a 6 meses y 1,44 % a 12 meses. Estos valores son entre 3 y 73 p.b. superiores a los de finales de 2019.