Covid en China: El nivel de apalancamiento en el mercado de derivados alcanzó máximos históricos... China decidió seguir una política radicalmente distinta al resto de las economías

Han pasado tres años desde que se desató la pandemia del COVID y el mundo se ha acostumbrado a convivir con un virus de la misma forma que lo hacemos con la gripe común. Sin embargo, desde el principio de esta crisis sanitaria China decidió seguir una política radicalmente distinta al resto y mantuvo medidas de restricción y control de la enfermedad similares a las que se aplicaban antes de existir las vacunas.
El gráfico que muestra cómo China se corona en el dominio del mercado internacionalhttps://t.co/uSy04QZB5T#china #mercados #economia #economiamundial #g7 #asiapacific #asiacentral #asia #mercadosfinancieros #prestamos #economiachina #occidente #comercio pic.twitter.com/McAZ1zRFwn
— negocios tv (@negocios_tv) May 19, 2023
Durante la pandemia, las medidas de estímulo monetario sentaron las bases para que las primas de riesgo un año más tarde alcanzasen mínimos históricos. El spread entre el crédito de peor calidad y aquel más seguro alcanzó cotas que antes no se habían visto. En un entorno con liquidez “infinita” y un coste de financiación del “cero por ciento”, todos los activos tanto financieros como reales, experimentaron un auge sin precedentes. El nivel de apalancamiento en el mercado de derivados alcanzó máximos históricos.
La sensación de que los bancos centrales no dejarían que nada cayese retroalimentó el efecto FOMO (“fear of missing out”) y se vivió uno de los mercados alcistas más potentes y generalizados que se recuerdan con una participación masiva del inversor minorista. El mercado inmobiliario, que ya venía experimentando subidas espectaculares en algunos países del mundo como Australia, Nueva Zelanda, Canadá o EE. UU. , se vio respaldado por un coste de financiación en mínimos históricos y la ausencia de oferta debido al parón de la actividad de 2020 y la falta de suministros en 2021.
A eso había que añadir que el confinamiento, por un lado, y el teletrabajo, por otro, habían cambiado la percepción de la población respecto a cuáles eran sus necesidades y prioridades reales a la hora de escoger dónde querían vivir, lo que dinamizó el sector como nunca y disparó una demanda mientras la oferta se mantenía inusualmente limitada, con el consiguiente ajuste al alza vía precio. Ahora queda por ver cómo puede afectar el aumento rápido del coste de financiación que se ha registrado en la segunda parte de 2022 y que se extenderá durante el primer trimestre de 2023, tanto al mercado de crédito como al mercado inmobiliario.