En España las primas de riesgo del sector público y del privado se mantuvieron en niveles reducidos durante. Los diferentes programas de compras de deuda del BCE contribuyeron a la estabilidad de estas primas. No obstante, en el caso de la prima de riesgo de la deuda soberana se observó un leve aumento en el tramo final del año que, en parte, se explica por el repunte de la inflación y las crecientes expectativas de endurecimiento de la política monetaria del BCE.
El balance anual de la prima riesgo fue ligeramente alcista, situándose su incremento niveles similares a los observados en países como Francia, Irlanda o Bélgica y en un rango medio respecto de otras economías europeas (donde oscilaron entre 3 p.b. en Portugal y 29 p.b. en Grecia). Las primas de riesgo de las entidades del sector privado también mostraron un leve incremento en las últimas semanas de 2021, pero el balance anual fue a la baja (de 12 p.b. en el caso de las entidades financieras y de 6 p.b. en las no financieras).
En los primeros meses de 2022 ha continuado la tendencia al alza de las primas de riesgo de los diferentes sectores, en un contexto de incertidumbre mucho más alta, si bien alejada de la observada en otros periodos de crisis.
Este año pinta mejor para la economía española, pero el IPC llama a la cautela en 2024
— Juan Rubio Martín (@jrubiomart) March 19, 2023
El instituto de estudios de BBVA, el primero en hablar de recesión a principios de curso, ya vaticina un crecimiento del 1,6% para 2023, 4 décimas más que en diciembre https://t.co/D09dzdGIbs
Otros riesgos que continúan siendo importantes pero que han pasado, en cierta manera, a ocupar un segundo plano tienen que ver con:
- La propia evolución de la pandemia, que, con porcentajes bajos de población vacunada en algunas áreas, puede seguir generando nuevas variantes del virus con consecuencias importantes para la población mundial.
- La prolongación de los desajustes entre la oferta (cadenas de suministro) y la demanda (más orientada a bienes que a servicios en el contexto de la pandemia). Estos desajustes perjudican tanto la evolución de la inflación como la recuperación de la actividad a corto plazo.
La economía española presenta algunas fortalezas en relación con crisis anteriores, pero también un número importante de incertidumbres y riesgos.
Las fortalezas tienen que ver con la ausencia de desequilibrios significativos en ámbitos como el mercado inmobiliario o la financiación exterior, a diferencia de la crisis anterior
Igualmente, la solidez financiera de las entidades de crédito y el hecho de que la deuda empresarial se esté refinanciando a tipos fijos reducidos. Sin embargo, la evolución de la actividad, que todavía sufre los efectos del COVID-19, debe afrontar a corto plazo los efectos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, en un contexto de consolidación a medio plazo de las cuentas públicas en el que es importante ser eficaces en el uso de los fondos vinculados al programa Next Generation EU (NGEU).