A punto de terminar el año, los precios de los bonos, que se mueven en sentido inverso a su rentabilidad, han caído en promedio cerca de un 15% a nivel global. La razón principal para este comportamiento ha sido el cambio tan brusco que se ha producido en el escenario de inflación a nivel mundial y, sobre todo, el giro de 90 grados de las políticas de los bancos centrales para atajarla.
En particular, el ritmo de las subidas de los tipos de interés en Estados Unidos es el más rápido en décadas, mientras que, por su parte, el Banco Central Europeo (BCE), después de 8 años con tipos de interés en territorio negativo, los ha subido en poco más de 6 meses 250 puntos básicos.
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— dividendc2 (@dividendc2) December 29, 2022
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Esta agresividad de las autoridades monetarias ha hecho temer a los inversores por su impacto sobre el crecimiento económico
Como resultado, la curva de rentabilidades de la deuda pública se ha invertido en la mayoría de los países desarrollados, con las rentabilidades a largo plazo por debajo de las de corto. Además, dentro de este proceso de normalización de la política monetaria, los bancos centrales cuentan con otra palanca, y es la reducción del tamaño de sus balances. Mediante esta operativa reducen sus carteras de bonos, drenan liquidez y provocan así una bajada de precios de la deuda, y por tanto una subida de sus rentabilidades.
Durante el 2022, la Reserva Federal americana y el Banco de Inglaterra han comenzado este proceso, y en 2023 se unirá el BCE
Esto supondrá todo un reto para el mercado de deuda europea, ya que a esta menor demanda de bonos por parte de los bancos centrales se unirá una mayor oferta, dado que las emisiones netas de deuda de los Gobiernos europeos podrían aumentar en más de 130.000 millones hasta unos 520.000 el próximo año. Todo ello juega a favor de mayores tipos de interés.
Por tanto, ¿qué le espera al mercado de renta fija en 2023?
Por lo pronto, sabemos que los bancos centrales van a seguir subiendo los tipos de interés de referencia, aunque en menor intensidad, por lo que las rentabilidades podrían continuar ligeramente al alza al menos en la primera parte del año. Pero la desaceleración económica puede hacer que los inversores comiencen a descontar bajadas de tipos en algunas áreas, lo que podría moderar las rentabilidades de los bonos. Si bien este movimiento se verá limitado, al menos en los bonos a largo plazo, por las políticas de reducción del tamaño de los balances, que seguirán vigentes.