Una de las muchas limitaciones que nos hemos autoimpuesto, es asimilar literalmente la definición de ‘competencia’, entendiéndola como ‘la disputa entre personas (o empresas, etc,..) que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo.
En la definición de ‘competencia’, se sobreentiende que tiene que haber, sí o sí, un ganador y un perdedor. Así de sencillo. Al ver así la competencia, ganador-perdedor, esta forma de entenderla, la trasladamos también así al ámbito empresarial.
Lo ideal es entender la palabra ‘competencia’ como empresas afines a tu actividad, y no como empresas afines a tu actividad que van a rivalizar contigo para ver quién es la que gana y quien es la que pierde.
Si vas a competir con empresas parecidas a la tuya, con el objetivo de ganar, ‘si yo gano, tu pierdes y viceversa’, puede que te estés equivocando. Tu objetivo debe de ser evitar competir.
¿Cómo? ¿Tengo que dejarme `pisotear` por mis empresas afines dentro de mi sector? No, no se trata de eso. Si quieres tener éxito realmente, lo más aconsejables es no competir. Y te preguntarás por qué tienes que hacerlo.
Cuando compites con alguien, en el juego de ganar o perder, te estás comparando continuamente con la otra parte. Y también, estás pensando. que el éxito, el dinero, y el pastel a repartir es limitado. Al competir, comparándote con los demás y luchando por tu porción de la tarta, te estás limitando a ti mismo. Al tiempo que limitas tu habilidad para crear.
¿Entonces por qué tengo de quejar de competir? El concepto de ‘competencia’ como ganador-perdedor es un síntoma de escasez. Crees que hay una tarta muy pequeña muchos, y no es cierto. Aunque tu competencia gane mucho, habrá mucho para ti. Que una empresa afín a la tuya tenga éxito , no tiene ni tendrá ningún efecto sobre tu propio éxito…
Y lo más importante de todo, además de no competir, deberíamos desear que nuestro prójimo tuviera éxito. Eso es la generosidad en estado puro. Y ya sabes de sobra que la generosidad vuelve a nosotros