Joseph Biden será proclamado oficialmente presidente de EEUU hoy. Contrario a la retórica de las campañas políticas, el primer día de un nuevo presidente es principalmente protocolo. Luego de la inauguración, se espera una serie de órdenes ejecutivos administrativos, y es de pensar que Biden evitará crear un escándalo de proporciones en su primer día.
Es típico que la nueva administración tenga una luna de miel al adaptarse a las circunstancias, teniendo más apoyo popular.
Es una oportunidad para que el nuevo ejecutivo avance sus principales líneas de políticas públicas. Pero dadas las circunstancias, para Biden, la luna de miel podría ser bastante corta.
Una vuelta al baúl de los recuerdos
Biden está acostumbrado ya a la Casa Blanca, desde luego. Pero su regreso tiene ciertas similitudes con la llegada de su antiguo jefe. Tanto Obama como Biden asumieron en medio de una crisis económica y amenazas de seguridad nacional.
Para Obama era la parte más oscura de la crisis sub-prime y la situación en Irak. Biden ahora tiene que enfrentarse a la actual pandemia, y continuar el programa de vacunación que cada vez tiene más críticas.
Y entonces está el problema del antiguo presidente. Bush concluyó su presidencia con una de las aprobaciones más bajas, eligiendo resguardarse en su rancho fuera del huracán político. Trump lo más probable es que haga todo lo contrario.
Biden tendrá la difícil tarea de equilibrar la demanda por justicia de sus adherentes, a evitar la apariencia de perseguir a su enemigo político – situación que le valió la primera acusación constitucional de Trump.
El mundo más allá
Es normal que los adversarios de EEUU den un reto a una nueva administración para ver cómo reacciona y así calibrar sus actividades.
Una de ellas se entiende que es la detención de Alexei Navalny en Rusia. Se rumorea que Corea del Norte está preparando una prueba de lanzamiento de un misil balístico desde un submarino. La retórica de Irán ha subido de tono, buscando volver al acuerdo nuclear.
Las acciones de Trump a su salida han sido lo contrario a remover obstáculos. Ya las dos administraciones han tenido diferencias, como cuando Trump dijo que se acabarían las restricciones de viajes desde Europa.
Pero Biden rescindió esa postura un par de horas después. O el giro en círculo que dio la NYSE respecto a prohibir empresas de telecomunicaciones chinas se atribuye a problemas de comunicación entre las administraciones.
Continuación y proyecciones
Habiendo dicho eso, se espera que Biden continúe muchas de las políticas de Trump, en particular en lo referente al reto más grande para la nueva administración: China. Biden dijo
que iba a mejorar las relaciones con el gigante asiático, y fue crítico de las políticas de Trump. Pero en el período de transición dijo que no iba a retirar aranceles, ni cambiar los términos del acuerdo de Pase 1.
Muchos interpretan la serie de órdenes ejecutivos que hizo Trump a la salida como un intento para evitar la reconciliación entre los dos países. Pero China no ha respondido, presumiblemente esperando a ver qué hace Biden.
La cobertura mediática se ha enfocado en los eventos del Capitolio, y la acusación constitucional, y no ha habido mucho seguimiento sobre los planes de Biden sobre este tema. Potencialmente, hay un punto desconocido para el mercado allí.
