En otro artículo, te mostré cómo las langostas, ese rico crustáceo, tenían mucho que enseñarnos.
En esta ocasión, le toca a las simpáticas cebras traernos otra lección igual de importante.
Las simpáticas cebras van a ser nuestro modelo a seguir para vivir una vida más tranquila, relajada y feliz. ¿Y por qué las cebras?
Nuestras amigas con rayas, un día tras otro, sin descanso, se enfrentan en su vida diaria a multitud de peligros y riesgos para su supervivencia. ¿Cómo lo hacen para no estar todo el día nerviosas perdidas por no intentar ser cazadas por un león? Porque, por lo que sabemos y vemos en los documentales, salen tranquilamente a comer, un día tras otro, aunque saben que en todo momento, pueden ser cazadas...Y vaya, esta angustiosa situación parece que no les produce demasiados problemas gástricos, de sueño, migrañas,...
¿Cuál sería la respuesta a esta curiosa pregunta? En principio, sencilla. Las cebras viven en el presente, y lo disfrutan lo más que pueden (desconozco el nivel de disfrute de la vida de una cebra), ya que, he aquí lo fundamental, no piensan nada en el pasado o en el futuro (claro, son animales, pensarás).
Vale, no es que tengan mucho ocio conocido (que sepamos), pero correr y pasear por la selva e interactuar con miembros de su manada, al menos, parece que lo hacen. Y esto, unido a que viven completamente el presente, les permite conservar y ahorrar la mayor energía posible para enfrentarse a los complicados momentos de caza.
Y claro, cuando el león entra en escena, la cebra, generalmente tiene disponibles todos sus recursos para escaparse (ya sabemos que muchas no lo consiguen). Claro, que las que suelen palmar son las que sienten miedo, se aturullan y se distraen...
Vamos con las cebras que han escapado del ataque de los leones. Porque, por lo que parece, éstas continúan igual de felices en su vida. ¿Y esto a qué se debe?
En el próximo artículo, seguimos con la respuesta