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¿Qué futuro espera a las relaciones comerciales UE-China? Para saber cuánto dependerá económicamente la UE de China a finales de esta década sería necesario contestar a otra pregunta: ¿Cómo será el mundo en 2030?

¿Qué futuro espera a las relaciones comerciales UE-China? Para saber cuánto dependerá económicamente la UE de China a finales de esta década sería necesario contestar a otra pregunta: ¿Cómo será el mundo en 2030? | FXMAG
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Contenido

  1. El bajo grado de penetración del sector electrónico europeo en las exportaciones chinas, particularmente si se compara con la fuerte presencia de otros socios comerciales, es una buena prueba del menor liderazgo europeo
    1. ¿Qué futuro espera a las relaciones comerciales UE-China?
      1. El sector electrónico es un caso particularmente interesante
        1. A pesar de que queda claro que China ya no es solo la fábrica del mundo, en muchas áreas son los vínculos con sus principales socios comerciales los que permiten a la industria china ser competitiva a nivel internacional

          Del mismo modo, también es interesante analizar la composición de las exportaciones de China según su origen. En este caso, clasificamos las exportaciones según el origen geográfico y sectorial de los bienes intermedios incorporados en el bien o servicio final exportado. Así, destaca que, entre 2015 y 2018, un 8,5% del VA en las exportaciones finales de China vinculado al sector de computadores y electrónica tuvo origen en Corea del Sur, un 2,8% en EE. UU., un 2,7% en los países ASEAN, un 2,6% en Japón y solo 1,7% en la UE.

          De cara al nuevo mundo multipolar, China mantiene su tendencia de deshacerse del dólar como moneda de transacción y comercio:

          El bajo grado de penetración del sector electrónico europeo en las exportaciones chinas, particularmente si se compara con la fuerte presencia de otros socios comerciales, es una buena prueba del menor liderazgo europeo

          Por otro lado, en este mapa quedan claros los vínculos profundos entre las industrias química-farmacéutica, de maquinaria y vehículos de transporte europeas y el tejido empresarial chino, además de la destacada presencia de los servicios europeos (que representan casi un 3% del VA total de servicios en las exportaciones finales chinas). El bajo grado de penetración del sector electrónico europeo en las exportaciones chinas, particularmente si se compara con la fuerte presencia de otros socios comerciales, es una buena prueba del menor liderazgo europeo en un sector altamente competitivo y con algunas de las cadenas de suministro más integradas a nivel internacional. En una nueva era de «competencia tecnológica» entre bloques, este retraso europeo en el sector puede anticipar un difícil balance entre una apuesta por una política industrial más contundente en materia tecnológica y un acoplamiento creciente a (o mayor dependencia de) aliados geopolíticos.

          ¿Qué futuro espera a las relaciones comerciales UE-China?

          No es novedad que China tenga un papel central en las cadenas de valor globales. Este papel se da precisamente por la apertura de China al exterior en las últimas décadas. Los vínculos económicos entre países y regiones, o las interdependencias, se han desarrollado así a lo largo de los años, con largos beneficios agregados para ambas partes. Hoy se puede decir que China es tan dependiente económicamente de la UE, como la UE lo es de China. Aunque con matices relevantes.

          El sector electrónico es un caso particularmente interesante

          El sector electrónico es un caso particularmente interesante, por los matices que nos enseña y por su centralidad en el modelo de desarrollo tecnológico del futuro, en una era donde la robotización, la inteligencia artificial o el big data tendrán un papel central en la economía, la sociedad y en el replanteamiento del nuevo orden geopolítico mundial. Así, recientemente, la UE se ha «unido» a su aliado de primera preferencia, EE. UU., para formar un nuevo foro de discusión en esta materia: el Consejo de Comercio y Tecnología (o TTC, por sus siglas en inglés). Una posible desvinculación entre China y la UE resultaría particularmente difícil para ambos lados. Si la «huella electrónica» de China en la UE es muy significativa, la «huella tecnológica» europea (y estadounidense) en China no lo es menos, y se materializa en diversos sectores clave, como la maquinaria o los servicios avanzados.

          A pesar de que queda claro que China ya no es solo la fábrica del mundo, en muchas áreas son los vínculos con sus principales socios comerciales los que permiten a la industria china ser competitiva a nivel internacional

          Una desvinculación más abrupta entre bloques produciría así golpes profundos en la arquitectura de las cadenas de valor globales, con ramificaciones impredecibles en la economía global. Ha quedado claro recientemente que la geopolítica tendrá un papel central en los próximos años, poniendo fin a un periodo que se ha nombrado repetidamente de «vacaciones de la historia». En esta medida, para saber cuánto dependerá económicamente la UE de China, y viceversa, a finales de esta década sería necesario contestar a otra pregunta: ¿Cómo será el mundo en 2030?

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