No hay duda de que los precios en EE. UU. están subiendo y que el mercado laboral está ajustado.
Los salarios son una parte más pequeña de la estructura de costos históricamente
Esos son los dos elementos de una espiral de salarios y precios; un entorno en el que los precios altos conducen a salarios más altos en un ciclo interminable que solo puede romperse con tasas de interés más altas y una desaceleración del crecimiento, si no una recesión.
Sin embargo, Blackrock no cree que eso vaya a suceder en este ciclo debido a la alta automatización que ya existe en el sistema y la mejora de la productividad. Por ejemplo, una planta siderúrgica que alguna vez enfrentó aumentos salariales vería los márgenes afectados significativamente. Ahora que la industria está tan automatizada que incluso duplicar los salarios tendría solo un impacto moderado en los costos generales.
Blackrock señala que, si bien el índice de costos laborales de EE. UU. aumentó un 5 % el año pasado, los trabajadores estadounidenses son un 4,5 % más productivos que antes de la pandemia. Si ajusta los salarios por productividad y precios, han caído desde julio de 2019.
Argumentan que los salarios pueden seguir aumentando a medida que alcanzan los precios y la productividad sin aumentar la inflación en un comentario semanal.
La dinámica del mercado laboral refuerza nuestra creencia de que estamos en un mundo moldeado por la oferta, no por el exceso de demanda. Vemos que la inflación se enfría desde los máximos de 40 años a medida que la economía se recupera. Pero creemos que no vamos a volver a los años de "baja inflación" antes de la pandemia, en medio de las continuas restricciones de suministro. Como resultado, esperamos que la Fed finalmente aumente las tasas a un nivel neutral que no estimule ni disminuya la actividad económica. En nuestra opinión, elevar las tasas más allá de lo neutral para tratar de reducir aún más la inflación tendría un costo demasiado alto para el crecimiento y el empleo.
Por eso, favorecen la tenencia de acciones sobre los bonos, en particular las acciones de EE. UU. y Japón.
El hecho de que la Fed comparta esa opinión contribuirá en gran medida al rendimiento de esas operaciones. El riesgo es que la alta inflación haga que la Fed se ajuste demasiado y hunda la economía.