Las reacciones de estrés son tremendamente improductivas. No valen para nada.¿Conoces esta breve historia?
"Un señor acudía a una cita con bastante retraso. Por el camino,iba muy nervioso pensando que"debería" haber salido antes: "¡madre mía, qué horror!, ¡qué tarde!, ¡pero qué imbécil soy!, ¡debería haberlo previsto!,..."
Llega al andén del metro, se abren las puertas de un vagón, accede a su interior y, en esto, un chico que iba sentado se levanta y muy amablemente le dice: "por favor, siéntese usted"...El señor, sin pensárselo mucho le responde: "no gracias, que llevo mucha prisa".
¿Curiosa contestación, no crees? Este señor, por muy rápido que fuera, no iba a llegar antes. Iba a llegar a su cita cuando llegara el metro, y no antes. Una de las enseñanzas de esta breve historia es que si las cosas no ocurren como uno desea que ocurran, en ningún caso vamos a resolver el 'problema' agobiándonos, quejándonos,...
En la vida, hay situaciones que pasan de manera diferente a como queremos, y también, personas que se comportan de una manera contraria a lo que deseamos, y aunque nos lamentemos por esto, no se va a cambiar el curso de las cosas.
Acuérdate de esta breve historia cada vez que reacciones de una manera excesiva antes un fallo o cuando las cosas no vayan como deseamos que vayan...