La mayoría de los ámbitos del sector servicios, que representa en torno a tres cuartas partes del PIB, sigue mostrando avances considerables en su actividad; la posición financiera de las familias se encuentra en niveles sólidos

Así, el enfriamiento está siendo más intenso en sectores más sensibles a las subidas de tipos, como el residencial, donde hemos visto un fuerte deterioro en los indicadores mensuales (compraventas, obra iniciada y visados) desde el inicio del año. Por su parte, el sector minorista y, en general, la producción de bienes duraderos (como muebles o coches) y algunos no duraderos (como los sectores del vestido y del calzado), ha visto un ajuste a la baja en la demanda tras dos años de fuerte ascenso en el contexto COVID.
España ya es la única potencia europea que no ha recuperado todavía el nivel de PIB previo a la pandemia https://t.co/rGzzPBQYza
— Pablo Gil (@PabloGilTrader) October 11, 2022
En este sentido, hemos visto cómo el consumo privado se ha mostrado resiliente favorecido por distintos factores. En primer lugar, tenemos el ahorro acumulado durante 2020-2021, que supera el 10% del PIB y que estimamos que seguirá contribuyendo de forma importante en los próximos trimestres; sobre unos 400.000 millones de dólares en términos reales (1,5% del PIB) de consumo extra en 2022-2023.
Asimismo, la recuperación del mercado laboral se ha mostrado muy dinámica, con una tasa de paro cerca de mínimos históricos y un avance en los salarios en torno al 5% interanual, factores que han apoyado a la renta disponible de los hogares. Finalmente, la posición financiera de las familias se encuentra en niveles sólidos, tanto del lado del activo –el patrimonio neto de los hogares ronda los máximos históricos– como en los pasivos, con una ratio de deuda de las familias en torno al 80% del PIB a principios de 2022, en línea con los niveles de 2001, y lejos de los máximos alcanzados en 2007-2008.