No sé si conoces la historia de cómo crecen las langostas. Estos crustáceos, en términos normales, pesan unos 7 kgs y miden de 40 a 50 cms…(si, vale, lo mismo las has comido más grandes...aunque suene fatal)
Las langostas viven dentro de un caparazón rígido, que no se expande.¿Y cómo es que crecen siendo tu exterior o exoesqueleto tan duro? La pregunta que te haces a continuación es obvia. Vale, ¿y cómo crece la langosta si vive dentro de un caparazón que no crece con ella?
Cuando este crustáceo está creciendo, el caparazón se empieza a hacer cada vez más y más estrecho, hasta que la pobre langosta está tan aprisionada que su situación se hace tremendamente incómoda.
Pues aquí viene lo interesante. Las langostas para poder crecer deben de mudar su exoesqueleto duro, desprenderse de esa parte de su cuerpo en la que incluso se incluyen el tracto digestivo y el molino gástrico. Esta muda es un proceso estresante y dolorosa para ellas, muriendo muchas por el esfuerzo de liberarse de ese duro exoesqueleto
En ese momento, la langosta se dirige hacia el fondo del mar, se rodea de rocas con el fin de mimetizarse y esconderse de posibles predadores, sale de su viejo caparazón y comienza a crear uno nuevo. Y este proceso ocurre varias veces en la vida de este crustáceo.
Y lo realmente interesante de todo esto, es que la langosta está dispuesta a darlo todo, hasta su vida, para poder crecer y para poder evolucionar. Su crecimiento es debido a esa presión en la que se encuentra cuando no está cómoda.
Es el estrés que acumula lo que la hace más fuerte y más grandes No hace falta que te diga lo que pensamos muchas veces de algunas situaciones: que de esta no salimos, que es demasiado para nosotros, que no lo podemos soportar. Por no recordarte las veces que dejamos que nuestro conformismo y nuestras inseguridades nos detengan en nuestro crecimiento...Esa maldita zona de confort...
Y es que, como ya he comentado lo que fomenta el crecimiento de nuestra amiga la langosta es esa presión que la hace estar incómoda. Cuando nosotros sentimos esa presión parecida a la de la langosta, nos podemos tomar el día libre en el trabajo, hacer más ejercicio, comer más saludable, hacer relajación, tomar ansiolíticos...Todo esto haría que nos sintiéramos mejor, pero lo que es seguro es que esto no nos permitiría salir totalmente de nuestro caparazón y continuar creciendo.