La decisión del fabricante de chips y semiconductores, Intel, de evaluar la posibilidad de tercerizar la producción de sus micro componentes termina de confirmar lo que algunos senadores republicanos temían desde hace unos meses: que Estados Unidos pierda pisada en un sector considerado prioritario para la defensa del país.
Este jueves, Intel comunicó los resultados referentes al segundo trimestre de 2020, con crecimiento anual de ventas y ganancias del 20% y 29% respectivamente, sin embargo a pesar de esto, las acciones tuvieron un desplome significativo en su valor.
El mismo jueves luego de conocerse la publicación del reporte las acciones de Intel cayeron luego del cierre de mercados desde los $60.40 hasta los $54, y en la sesión del viernes continuó la sangría hasta los $50 dólares la acción, oscilando por momentos por debajo de esa barrera.
Tomando el cierre del jueves y el del viernes, las acciones de la compañía se desplomaron 16.24% en 24 horas, la peor caída desde el comienzo de la pandemia en marzo de este año.
La mala noticia vino por el lado de que la compañía anunció que los planes para desarrollar los nuevos chips de 7 nanómetros se irían a postergar otros 6 meses respecto a lo planeado, sumando a esto un retraso total de 1 año en cuanto a las previsiones iniciales que tenía la compañía.
No obstante, esto, la compañía no ha logrado dar con la tecnología apropiada para desarrollar esta nueva tecnología, por lo que su CEO afirmó en la earnings call con los analistas, que la compañía evalúa tercerizar la fabricación de estos nuevos chips.
Esto cayó como un balde de agua fría a los inversores, en tanto se cree que si la noticia se confirma en los próximos meses, quien era el mayor fabricante de michochips de EEUU estaría relegando buena parte de la ventaja competitiva que le habría permitido convertirse en el líder mundial de la industria durante 50 años.
Para peor de sus intereses, los dos mayores competidores de Intel, Samsung y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), ya estarían desarrollando chips de 5 nanómetros, con capacidad superior y menos consumo de energía, lo que va a dejar definitivamente obsoleta la tecnología de Intel pronto, aunque esta logre desarrollar los de 7 nanómetros.
Por esta razón la compañía americana estaría evaluando la posibilidad de aprovechar la capacidad operativa de su rival, e incluso otras compañías también americanas como Apple, Nvidia y AMD están acercándose a TSMC con el objetivo de estrechar vínculos comerciales con esta.
Tal ha sido el interés de clientes americanos, que la compañía taiwanesa anunció en el mes de mayo de este año la creación de la planta de chips más grande del mundo a ser instalada dentro de Estados Unidos mismo, posiblemente en Arizona con una inversión de $12B de dólares.
TSMC es hoy la mayor fabricante del mundo en su industria, produciendo varias veces el volumen de Intel y superándola incluso en tecnología. Por lo que todo hace pensar que si Intel lleva a cabo la tercerización de su producción, esta vaya a parar también a manos de su competidor.
Esta noticia no deja de confirmar la preocupación de parte de algunos senadores republicanos de Estados Unidos, quienes ven el deterioro de la industria americana de chips y semiconductores, considerada de vital importancia para las capacidades informáticas de comunicación y defensa del país, ni ven tampoco con agrado que la misma sea liderada con tanto margen por parte de los asiáticos.
En este sentido el senador por Texas John Cornyn se ha manifestado:
“Los semiconductores sustentan casi toda la innovación actual y son críticos para las comunicaciones estadounidenses y las capacidades informáticas de defensa. Si bien Texas ha sido líder en la fabricación de esta tecnología, y EEUU lideran el mundo el diseño de chips, la mayoría de estos se fabrican fuera de los Estados Unidos”
(Extraído de página web del senador Cornyn)
La preocupación puede verse acrecentada también ante el hecho de que la mayoría de fabricantes de peso provienen de Asia, principalmente Taiwan y Corea del Sur, en tanto el gobierno chino ha manifestado su prioridad en el desarrollo de una industria nacional de microchips, creando fábricas y reclutando a muchos ingenieros de Taiwan para trabajar en las mismas.
Esto puede poner aún más presión al gobierno de Trump, en medio de tensiones con China a raíz de la pandemia provocada por el coronavirus y acusaciones de espionaje que han llevado a EEUU a tomar medidas, como vetar a la compañía china de telecomunicaciones Huawei en el mes de mayo. Mientras que esta misma semana se decidió cerrar un consulado de China ubicado en Houston, y se analiza prohibir dentro del país la utilización de la red social de origen también china TikTok.
Debido a esta serie de sucesos internacionales, un grupo de senadores republicanos encabezados por Cornyn envió al congreso americano en el mes de mayo, un proyecto de ley para revitalizar la alicaída industria de chips y semiconductores en EEUU.
Según el proyecto denominado: “The CHIPS For America Act” se buscará incentivar a compañías para que lleven sus fábricas de vuelta a suelo norteamericano, ofreciendo para ello exoneraciones fiscales.
También se prevén una serie de paquetes económicos por hasta $22B de dólares con el objetivo de promover la instalación de nuevas plantas de fabricación dentro de EEUU, y la creación de un comité responsable para la investigación y desarrollo en el sector dentro del país.
Esta semana el proyecto logró su primera victoria tras ser aprobado dentro del National Defense Authorization Act, una ley de defensa nacional federal que determina el presupuesto anual y de gastos del departamento de defensa de los EEUU, pero aún resta el debate en el congreso que tiene mayoría demócrata.
Igualmente, si el proyecto se aprobase habría que ver luego si las compañías están dispuestas a someterse a la repatriación de sus plantas en suelo americano, aunque todo indica que medidas como estas serán vistas con mayor frecuencia, en tanto el país atraviesa una severa crisis en el mercado de trabajo producto de la pandemia.
Algunos asesores de Trump incluso han asegurado también tener la intención de poner en práctica políticas de incentivos similares en otras industrias, como la automotriz y de smartphones, que cuentas con varias plantas ubicadas también en China.
Iván Leyba
Smart Leverage