Está demostrado que uno de los principales obstáculos para conseguir el éxito es el miedo a fracasar.
Entendemos, de forma equivocada, que el fracaso es una evaluación exacta de nuestro valor. Y claro, todos los fracasos anteriores que tuvimos en el pasado los tenemos ahí, muy presentes, recordándonos ese ‘dolor emocional’ que tuvimos en esa experiencia
El fracaso no es algo horrible. Pero lo vemos así porque enlazamos nuestro ‘fracasado esfuerzo’ con nuestra autoestima. Nosotros somos nuestra tarea, cuando eso no es así:”He fracasado en esto, pues entonces soy un fracasado”.
Podemos fallar en una actividad o proyecto en particular, pero no por fallar en ‘esa actividad o proyecto’ somos fracasados. Claro, como ya hemos fallado en una cosa, ya somos un fracaso como persona…
El fracaso, el error,…más que verlos como evidencias de la experimentación y el crecimiento, los vemos como algo de lo que nos tenemos que avergonzar. Y esto hace que cada vez estemos menos dispuestos a intentar hacer cosas: “Como falle, seré un auténtico tonto”… Al pensar así, nos implicamos menos en la tarea, considerando que es menos humillante fallar así que si fallamos implicándonos totalmente. el fracaso a la humillación. El miedo a la humillación obstaculiza nuestra capacidad de crear un fuerte compromiso con nuestras iniciativas elegidas, la grandes y las pequeñas.
En la base del miedo al fracaso, está la humillación. Y el fracaso no es la humillación, salvo que lo entendamos así nosotros. Y lo que tenemos que hacer para eliminar o reducir nuestro miedo al fracaso es unir fracaso a autoestima. El fracaso es un escalón hacia al éxito, y no una losa que nos entierra.
¿Te parece sorprendente que aunque queramos el éxito, nuestra primera preocupación es no fallar? Aquí puedes ver un artículo de mi Blog dedicado a esta cuestión, 'El Efecto Wallenda', el equilibrista que tuvo miedo a equivocarse
