Cualquier ser humano normal, o sea, casi todos, sabe que la perfección no existe. Bueno, algunos siguen creyendo que lo son y buscando la perfección en todo lo que hacen…Allá ellos
Hay diferentes grados de hacer las cosas: chapuceramente, correctas, y bien y muy bien. Pero perfectas…Ufff, eso son palabras mayores.
La verdad, que estar buscando la perfección en todo lo que uno hace requiere de un gran esfuerzo, y una exigencia exagerada hacia nosotros mismos. Ese ansia por la perfección, o sea, por ser el mejor, el ‘crack,’ nos va a generar agotamiento, ansiedad, desesperación…Porque hagamos lo que hagamos, nunca tendremos la sensación de que lo que hemos hecho esté perfecto (que por cierto, nunca lo estará)
Sin ánimo de entrar en estudios psicológicos, esa búsqueda de la perfección nos frustra a nosotros y a los demás. Por ejemplo, pedimos a nuestros trabajadores que el proyecto tiene que estar perfecto para entregarse, que no está bien hecho del todo, que se podía haber hecho mejor…
Claro, haberlo hecho tú, míster perfecto.
Pues que sepas que pensar en ser perfecto es irracional, ¿está claro?. Y que si piensas así, es que en
el fondo piensas que ‘si no eres perfecto, eres un desastre y que no te querrán, y que serás un auténtico fracaso’. Toma ya…
Al buscar la perfección, estás buscando un reconocimiento del exterior y no de tu interior. Vigila tu maldito ego, vamos, ‘crack’…
Y todo esto lo digo para referirme de forma más concreta al mundo del emprendedor. Es muy probable que tú no lo hayas dicho nunca (¿o sí?): “Tengo en mente montar algo. A ver si pasa esto o aquello y empiezo”. Y no sabemos lo que tiene que pasar, qué será esto o aquello, pero que muchos proyectos se quedan en el saturado limbo. ¿Cuál es ese momento ideal que esperas para empezar tu nuevo proyecto?
¿Y si no ocurren las circunstancias óptimas y esperadas por ti para que tu idea pueda desarrollarse?
Pues ya lo sabes…
Ese momento ideal esperado es desear que el momento perfecto exista, y eso, lo siento, no va a pasar...Y lo sabes... Pero claro, a lo mejor es mejor y más cómodo estar pensando continuamente en tener un proyecto perfecto, ya que si no, no puedes empezar.
Que tal vez es mejor eso que ponerte a hacer cosas “ahora” y e ir mejorando poco a poco tu idea de negocio.
La perfección, que todo esté perfecto, nos da seguridad, cuando en el mundo empresarial la improvisación es necesaria en muchos momentos. Improvisando aprendemos, y aprendiendo, mejoramos. Nada es suficientemente perfecto, y nunca lo será.