Después de la reunión entre los presidentes de ambos países, se anuncia la primera fase de un acuerdo. Aunque el pacto todavía no está por escrito, las condiciones más importantes que va a abarcar ya son conocidas.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron la semana pasada. El fruto de las negociaciones es un acuerdo parcial, cuyo objetivo es poner fin a la guerra comercial entre EE. UU. y China. En cuanto a las condiciones, los Estados Unidos se comprometen a suspender el plan de subir los aranceles a importaciones chinas. Mientras tanto, China se obliga a aumentar sus compras de productos agrícolas estadounidenses, hasta llegar a una cuota de entre 40.000 y 50.000 millónes de dólares. Ambos presidentes afirman que están contentos con los resultados de las negociaciones y reconocen que el pacto constituye un avance significativo.
Dado que la guerra comercial ha tenido un gran impacto internacional, siendo una de las mayores causas de la desaceleración económica, la noticia sobre la posible tregua da esperanza a los investores. La guerra comercial influyó significativamente a China, causando una caída de exportaciones y importaciones más grande que lo previsto. En el mes de septiembre, las exportaciones de este país cayeron un 3,2% y las importaciones un 8,5% respecto al año anterior.
Según las planificaciones, se redactará una versión escrita del acuerdo a lo largo de las próximas semanas. Donald Trump y Xi Jinping la firmarán durante la cumbre del APEC (Foro de Cooperación Econímca Asia-Pacífico), que tendrá lugar el 16 y 17 de noviembre en Santiago de Chile. No obstante, hay que recordar que el acuerdo no resuelve todas las cuestiones, que influyen en las relaciones comerciales entre los Estados Unidos y China, así como en la situación económica global. Entre las cuestiones que siguen provocando tensiones se encuentran la política industrial, la propiedad intelectual y las transferencias de tecnología.
