La aceptación y la resignación no son conceptos sinónimos, aunque podrían parecerlo. El aceptar las cosas y las situaciones que ocurren en tu vida, no implica que te tengas que resignar.
Tú aceptas tus circunstancias, y si aceptas que no van a cambiar simplemente porque tú lo desees, en ningún caso eso significa que tengas que resignarte y no hacer nada. No tiene nada que ver.
¿Y qué es aceptar? Pues reconocer que las cosas son como son y lo que son, y no son como queremos que sean o nos gustaría que fueran. Así de simple.
¿Y resistir? Resistir nos lleva de cabeza al sufrimiento. Cuando nos resistimos, y no aceptamos las cosas como son, nos ponemos en lucha constante con la vida. La resistencia produce rabia, rechazo, frustración, tristeza… Y claro, si todos los días te empeñas en malgastar todas tus fuerzas luchando contra la realidad que es la que es, esta continua resistencia te agotará, y te a va a conducir de forma ineludible a la resignación.
¿Y qué es resignarse? La resignación se produce cuando ya crees que no puedes hacer nada por cambiar la realidad. Pasas de la resistencia a abandonar, y una vez que ya has abandonado, te resignas porque ya estás cansado de resistir.
Y claro, al resignarnos creemos que el problema o la situación nos ha vencido, lo que nos conduce a la tristeza y frustración, pensando en que no hemos sido capaces de cambiar una realidad que no queríamos.
De ahí la importancia de aceptar la realidad tal cual es. La realidad no la puedes cambiar desde la resistencia o la resignación. Al aceptar la realidad o la situación, que no es la que yo quiero, pero que es la que, puedo preguntarme ¿qué es lo que tengo que hacer para poder avanzar?
No hay que entender la aceptación como que pasas de las cosas y que no te importan, no es eso. Al aceptar, evitas que el dolor producido por la diferencia entre tus expectativas y realidad no se convierta en sufrimiento. Todos queremos que lo que pase en la vida se acomode a nuestras necesidades y expectativas, pero evidentemente, lo que queremos no coincide en ocasiones con lo que es mejor para nosotros. La vida no se va a adaptar a nuestros deseos. ¿O crees que si?