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Jaque de los tipos de interés a la deuda pública española, ¿está en riesgo la sostenibilidad de nuestra deuda? La situación podría cambiar si la FED continúa presionando al resto de bancos centrales con mayores subidas

EthiFinance Ratings | 14:54 03 octubre 2022
Jaque de los tipos de interés a la deuda pública española, ¿está en riesgo la sostenibilidad de nuestra deuda? La situación podría cambiar si la FED continúa presionando al resto de bancos centrales con mayores subidas | FXMAG
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En ajedrez el jaque es una jugada por la que una pieza amenaza al rey o la reina del contrincante. Si, además, es el rey el amenazado y no hay jugada que evite su pérdida, la partida culmina: “jaque mate”. La metáfora viene al caso por la incierta situación a la que se enfrenta la deuda pública española toda vez que estamos inmersos en plena escalada de los tipos de interés. Un ascenso iniciado por la FED y continuado por el BCE y el Banco de Inglaterra con un mismo objetivo, el de frenar el crecimiento desmedido de la inflación que vienen produciéndose en las economías mundiales desde el verano de 2021 y que se vio agravado tras el estallido de la invasión de Ucrania el pasado febrero.

Cualquier estudiante de ADE y Económicas ha recibido econometría en la carrera:

De no producirse un nuevo giro de 360º en la geopolítica y los escenarios macroeconómicos mundiales todo apunta a que, en el corto – medio plazo, no veremos una normalización de las políticas monetarias. Es más, la pasada semana la Reserva Federal anunció que el ejercicio de 2022 cerraría con tipos del 4,4%, dos décimas menos de lo inicialmente previsto para 2023 (4,6%). Por su parte en Reino Unido, las previsiones de los analistas establecen el 4,75% como barrera. En el ámbito doméstico, el que afecta a la UE el tope estimado es algo inferior, del 3%.

Si bien, desde un primer momento, la prensa se ha hecho eco del impacto que tendrá la subida de tipos en los bolsillos de los consumidores y las cuentas de resultados de las empresas, especialmente las pymes, otra de las preguntas inevitables es ¿cómo afecta esto al Estado español? Dado que este mes de septiembre nuestra deuda pública alcanzó el máximo histórico de casi 1,49 billones de euros (6,8% por encima de los niveles pre-pandemia), ¿está en riesgo la sostenibilidad de nuestra deuda?

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Por detrás de Grecia (193,3%), Italia (150,8%) y Portugal (127,4%) España es el cuarto país más endeudado de la Unión Europea. Según las previsiones de EthiFinance Ratings, recogidas en el último informe de calificación crediticia del Reino de España, la ratio sobre PIB será del 118,7% al final de este ejercicio, un punto por encima de las previsiones del INE y más de dos de las plasmadas en el Plan de Estabilidad del Gobierno.

Pese a que, diferencias aparte, el nivel de deuda es excesivamente elevado, la situación no es preocupante en el corto plazo. Incluso el principal beneficiado será el inversor. Economistas como José Carlos Díez, explican que “los tipos más altos hacen más atractivo invertir en bonos de deuda pública siempre y cuando la prima de riesgos se mantenga estable”. Prueba de ello es que, hasta el pasado, la rentabilidad del bono español a 10 años ha registrado un aumento de 180 puntos básicos, según el Observatorio de Deuda de la AIReF.

Ahora bien, la situación podría cambiar si la FED continúa presionando al resto de bancos centrales con mayores subidas, la debilidad del euro se mantiene en el tiempo y la citada prima de riesgo sigue manteniendo la tendencia al alza que se viene observando desde el anuncio del BCE de poner fin a los programas de compra de deuda. Esta suma de circunstancias elevaría tanto la volatilidad como la prima de riesgo española lo que “puede ahuyentar a inversores institucionales como a fondos soberanos o de pensiones que son determinantes para financiar la deuda”. En síntesis, de producirse un escenario en el que la prima de riesgo escalara varios puntos hasta situarse en guarismos cercanos a 2012, perjudicaría la credibilidad del bono y la economía española en los mercados.

En el medio – largo plazo el cambio en la política monetaria que ha puesto fin a la congelación de los tipos y a los tipos negativos se refleja en un incremento del gasto público. Aunque en la deuda ya emitida el impacto “es menor porque solo afecta las renovaciones, se notará de lleno en las nuevas emisiones”, destaca Juan Fernando Robles, profesor de banca y finanzas del CEF (Centro de Estudios Financieros). Así, según los cálculos de Robles, cada punto de subida de tipos de interés se traduce en un incremento del coste financiero de en torno a 2.500 millones de euros cada año tendencia que, además, “es acumulativa en tanto en cuanto los tipos se mantengan al alza”.

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La AIReF también se pronuncia bajo el paraguas de esta misma tesis y señalan que “el deterioro de las condiciones de financiación se acabará trasladando gradualmente al déficit y a la deuda”. El organismo que preside Cristina Herrero estima que el incremento de 100 puntos básicos elevaría tres décimas la previsión del tipo implícito de la deuda, cuatro décimas de PIB la carga financiera y siete décimas la ratio de deuda. Así, “una vez finalice el impulso del crecimiento, la ratio de deuda sobre PIB, retomará una senda ascendente bajo la hipótesis de un escenario sin cambio de políticas”.

A lo anterior se añaden la entrada en el Gobierno de Italia de la derecha liderada por Giorgia Meloni y la caída de la libra a mínimos históricos. Factores que desatarían un efecto contagio que resultaría crítico para un país como España con elevado nivel de deuda.

El escenario es, por tanto, menos optimista de lo que a priori puede parecer y, empleando el sentido común y la lectura entre líneas, si no queremos hipotecar más aún nuestro futuro, es el momento de tomar medidas y apostar por reformas que contribuyan a reducir el gasto público y mantener el déficit primario a raya.

Así si se quiere alinear, como ha pedido del BCE, la política fiscal con la política monetaria para que esta última surta sus efectos con rapidez, hay que conseguir reducir el gasto público, y por tanto, minimizar el déficit con una mayor agilidad. Mantenerlo en niveles elevados recurriendo a política impositivas gravosas contribuirá a un enfriamiento excesivo de la economía y hacer que el tránsito por la inflación sea menos digerible por los ciudadanos, mientras el Estado alimenta la demanda.

Es, por tanto, el momento de afrontar todos estos debates que se han puesto encima del tablero una política monetaria que tiene como piezas maestras los tipos de interés.

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